Aplazó esta cita porque se había comprometido para hacer deporte.

Suelo ir al gimnasio y juego también al pádel.

También practica golf y dicen que muy bien además.

Sí que hago mucho deporte, intento estar activo cada día en ese sentido. En cuanto a lo del golf, bueno, ya sabes, en el país de los ciegos... Fútbol es lo que no hago porque las articulaciones están como están. La mente sigue como antes, pero el cuerpo, no; y vas a meter la pierna y... No tenemos ganas de poner escayola.

Bastante tuvo que pasar como profesional.

Me operaron dos veces de hernia discal, las dos en la misma vértebra.

Bueno, vayamos al principio.

Empecé en los juveniles de la Cultural y con 17 años ya estaba jugando en Segunda B. Pase a Segunda A con 18, al Sestao, y luego, un año después, al Bilbao Athletic. Ahí también estuve un año, hice la pretemporada siguiente con el primer equipo y me quedé.

Todo muy rápido.

Cuando voy al Bilbao Athletic tengo experiencia en Segunda A, que era una categoría fuerte. Supongo que eso me serviría.

¿Qué entrenador tuvo en el filial?

Estuve con Blas Ziarreta. Ya le había tenido en el Sestao.

Algo tuvo que ver entonces en su fichaje por el Athletic.

Seguramente. Hace poco estuve con él en Lezama, no le había visto en años. Era muy directo, muy claro en la forma de expresarse, con carácter y muy noble. Tenía un gran conocimiento del fútbol base.

Su salto al primer equipo coincide con la llegada de Jupp Heynckes.

Subimos tres a la vez en pretemporada, Julen Guerrero, Juanjo Valencia y yo, y los tres nos quedamos.

Y debutaron el mismo día, en la primera jornada de Liga. Le entraron por el ojo al alemán.

Sí, Juanjo y Julen fueron titulares ese día y yo salí en la segunda parte, contra el Cádiz. Ganamos. Igual Heynckes quería un cambio generacional, el equipo no había hecho buenos años y decidió apostar por otro tipo de gente, a nosotros nos vino muy bien.

Usted como medio, a veces por la derecha y otras por el centro.

Generalmente de pivote defensivo o de medio centro, para jugar en banda nunca he tenido condiciones.

En la banda no, pero jugaban en rombo y a veces lo hacía en la derecha.

Sí, eso sí. También con Blas jugué alguna vez de interior, pero yo perdí un poco de velocidad tras la operación de pubis que me hicieron estando en el Sestao y entonces las operaciones no eran como las de ahora, así que tengo unas averías por dentro que... No era lento, pero rápido para decir tampoco. Fuera de casa me ponían más centrado por el tema de los balones aéreos, a veces jugaba pegado a la defensa.

Hice una primera campaña completa y lo jugó todo en la segunda hasta que se lesionó en navidades.

En el Bernabéu me tuve que retirar con dolores de espalda y luego se descubrió que era un problema gordo. Tardé ocho meses en reaparecer. Me operaron en Burdeos, el doctor Senegas. Fue una decisión difícil porque solo se conocía un caso de un jugador canario que se había operado de lo mismo y no volvió a jugar. Pero aquel doctor nos dio confianza, nos dijo que era la única solución y que tenía un 90% de probabilidades de seguir jugando.

Menudo trance.

Sí, pero cuando estás mal lo primero que piensas es en quitar los dolores y poder andar, buscas una solución en lo personal, en segundo plano queda lo profesional.

Una vez recuperado, juega un único partido y es cedido a Osasuna. Para entonces ya estaba Irureta.

En enero me fui a Osasuna, que estaba en Segunda. No estaba bien del todo, estaba falto de competición y Txetxu Rojo me llamó desde Iruñea, me dijo que iba a jugar. Fui encantado, pero al de tres o cuatro partidos le destituyeron. Otra vez una incógnita. Le sustituyó Manolo Los Arcos, un técnico de la casa, y me siguió poniendo. Quizá no estuve a mi mejor nivel, pero metí ocho goles jugando de medio. La pena fue que no subimos, nos quedamos a las puertas del ascenso.

Y vuelta a casa.

Con Stepanovic. Fue uno de mis mejores años, hablo en el plano personal porque el equipo las pasó canutas. En lo físico estaba muy fuerte y jugué todos los partidos. Luego echaron a Stepi y lo cogió Amorrortu. En el último partido le ganamos al Rayo en casa con tres goles de Ziganda, de eso me acuerdo muy bien.

No se distingue por su buena memoria...

Me acuerdo bien de bastantes detalles, de hechos puntuales y de partidos donde pasó algo, pero poco más. Ya de datos concretos, de resultados o de si en tal equipo jugaba fulano o mengano, pues no. Para mí jugar al fútbol es un trabajo e intentas hacerlo lo mejor posible. Así me lo tomaba, tenía que jugar y punto, pero no me recreo en los recuerdos. He tenido compañeros que eran verdaderas máquinas, tenían todo metido en la cabeza, resultados, clasificaciones...

Pasado el susto de 'Stepi', Luis Fernández, el técnico con el que más tiempo estuvo y más jugó.

Me planteó un cambio de posición, por eso me acuerdo que fue contra el Arenas, en pretemporada, la primera vez que jugué en la defensa. Me pareció extraño de cojones, pero pronto me di cuenta de que me podía adaptar bien por mis condiciones. Yo era un jugador para jugar de cara, me favorecía eso y no era hábil para girarme, algo que en la media o más adelante hay que hacer constantemente. Además, era disciplinado para los aspectos defensivos. Me costó al principio, pero luego estuve muy cómodo.

Siempre se dice que cuanto más atrás, más fácil.

Sí, pero porque juegas de cara. También tiene su parte negativa: más responsabilidad, más riesgo, no puedes fallar, pero era fuerte físicamente y el desgaste es menor. Eso sí, de medio campo hacia adelante es más divertido. El delantero, si falla un gol, luego tiene otra, tú como defensa central si fallas, ya estás jodido. También era otro tipo de fútbol, ahora el balón anda más por abajo y más rápido.

¿Qué tal con Luis Fernández?

Muy bien. Un tío muy abierto y directo. Es algo que valoro porque también yo soy muy directo, no quiero los falsetes, prefiero las cosas a la cara. También es verdad que con él jugué habitualmente, fueron buenos años, la gente se ilusionó, teníamos buen equipo, llegamos a la Champions y a la UEFA.

Describa el equipo del tarifeño.

Teníamos gente muy competitiva y, sobre todo, muy solidaria en todas las líneas. Pero solo con eso no se gana, había calidad. Por ejemplo, arriba estaban Ziganda, Urzaiz y más atrás Guerrero, en su mejor momento. Un año cada uno metió sobre quince goles, ya tienes cincuenta y solo con eso has hecho la temporada. Había calidad, sino es imposible ganar porque físicamente todos los equipos se preparan.

En su línea, la defensa, coincidió con Lizarazu. Tuvo una estancia efímera, pero ¿qué diría de él?

Como jugador era impresionante, algo que se demostró luego con la carrera que hizo. Era muy potente, rápido y no exento de toque, no había un extremo que se le fuese. Creo que él vino más por sentimiento que por otra cosa, pero sus expectativas deportivas eran otras y por eso se marchó.

El sentimiento no le retuvo.

Es que ya le estaban tocando desde el Madrid y no sé si también del Barcelona. Y mira quién le fichó, el Bayern Munich. Era muy explosivo, no se le iba nadie.

Habla del equipo que llegó a ser subcampeón de Liga, casi nada.

Hacía tiempo que no se conseguía algo así y se celebró mucho.

Se montó una buena juerga.

¿Juerga? Más de una. Muchas. La clave del éxito de aquel equipo es que estábamos muy unidos. Después de los partidos siempre había cena, era algo que organizaba Luis y era obligatoria. Eso sí, el que quería iba con la mujer o con la novia. El entrenador quería que hubiese unión en el grupo y cuando eso se consigue fuera del campo, en el campo se nota. Por ejemplo: el fallo no es de nadie, es de todos y entre todos hay que tratar de solucionarlo. Ya no creo que se hagan esas cenas, aunque ahora están todo el día concentrados con tanto partido.

No fue usted el único a quien Luis le cambió de posición, a Bittor Alkiza le retrasó y a Joseba Etxeberria le puso en la banda.

Ahí está la capacidad de un técnico, su labor es sacar el máximo rendimiento a los jugadores y eso es su mérito. Lo más fácil para él hubiese sido no tocar nada, dejar a cada uno en su sitio, pero él analizaría otros aspectos, hizo cambios y acertó.

Creo que antes ha sido muy discreto al describir el carácter de Luis Fernández porque tuvieron sus más y sus menos.

Sí, chocamos, pero fue por cuestiones del campo. Fue en un partido en el campo del Espanyol, nos hicieron gol en un córner y en el descanso me echó en cara un tema de marcaje. Decía que tenía haber estado en el primer palo, pero los marcajes era algo de lo que se encargaba su segundo, Pierre Alonzo, y a mí me tocaba vigilar a Nando, el central de ellos. Le contesté que si me moví al segundo palo, fue para hacer esa marca. Nos calentamos, saltaron chispas. No tenía razón porque en la pizarra aparecía escrito lo que yo dije, pero bueno. No me dejó salir en la segunda parte y me tuvo un montón de partidos luego sin jugar.

Vaya.

Era trabajador y seguí entrenando fuerte hasta un partido de Copa, en Melilla, donde volví a jugar, marqué y a partir de ahí como antes. Lo mejor es que la víspera de viajar tuvimos otra enganchada en el partidillo, porque Luis solía jugar con nosotros. Fue a cuenta de un córner, él que era y yo que no, como mandaba él, pues córner y yo le pegué una hostia al balón de mala leche. Aquel día no iba a ir convocado, pero se lesionó un compañero y no solo me metió en la lista, sino que jugué de titular.

Del año del Centenario, cómo no mencionar el amistoso con Brasil, donde el gol del Athletic fue suyo. Cualquiera no ha marcado contra Brasil.

¡Bah! No creas, si lo he metido yo, puede meterlo cualquiera. Seguro. La verdad es que es un recuerdo bonito.

Mayor valor posee el hecho de jugar la Liga de Campeones.

Para un equipo como el nuestro esa competición es muy importante, mira qué equipos suele haber. A nosotros nos tocaron tres fuertes: Juventus, Rosenborg y Galatasaray. Demostramos que no éramos inferiores, nos dimos cuenta que no éramos menos que nadie. Empatamos los dos con los italianos y alguno más, solo ganamos el último, aquí con el Galatasaray, que encima se jugaba la clasificación. Los turcos dieron bastante leña, es la única vez que un rival me ha metido los dedos en los dos ojos, a hacer daño.

Luis no se quedó el quinto año, aunque lo tenía firmado, y llegó Txetxu Rojo.

De ese año poco puedo contar porque en la pretemporada me lesioné. Tuve que coger un avión desde Londres hasta Sevilla para que me viera un especialista. Otra vez la hernia, en la misma vértebra. El problema de unos años antes se me reprodujo. Lo mejor fue que la rehabilitación duró la mitad de tiempo.

Había superado una operación, pero una segunda...

Casi estaba pensando en la retirada, además tenía bastante más dolor que la primera vez, pero...

Pudo volver por su fortaleza.

Por cabezón, más bien. Me dije que por mis pelotas tenía que superar aquello. Es verdad que me planteé muchas cosas, pero si tiras la toalla a las primeras de cambio, entonces sí que no hay nada que hacer.

Heynckes le subió al primer equipo y con Heynckes lo dejó.

Tenía ya una edad, estaba en mi decadencia futbolística. No recuerdo bien quién estaría jugando, pero lo estaría haciendo bien y a mí me utilizaba como recambio, según como fuese el partido.

Eso en el primer año de la segunda etapa del alemán. En el segundo, nada de nada.

No me puso en todo el año. Bueno, sí, cinco minutos contra el Barcelona en casa perdiendo 0-2. ¡Menudo favor! Heynckes quería renovar el equipo y se me puso como transferible, bueno, de eso me enteré por la prensa. Fue una forma de presionarme para que me fuese, pero a mí me gusta que me digan las cosas y no a través de un periódico. Además, yo ya tenía claro que acabaría en el Athletic ese año. Tuve alguna opción, el Sporting y el Oviedo y una de fuera, del Peñarol.

¿Le llamaron desde Uruguay?

Cosas de los representantes. Pero para no dar un rendimiento no puedes ir, tenía ya un desgaste óseo en un pie y no era plan.

¿Cómo calificaría su carrera?

Bonita. Siempre en tu equipo. Hubo momentos de todo tipo y me hubiese gustado ganar un título con el Athletic, pero muy contento por haber pertenecido a este club.

¿He tenido alguna otra vinculación al fútbol?

Estuve entrenando a infantiles y cadetes, del Moraza y del Ugeraga, pero lo dejé porque no veía compromiso. Yo iba sin cobrar, claro, y no veía que los chavales se enchufasen. Jugar ya te he dicho que no, bueno salvo en el homenaje a Villarejo, con quien estuve en el Sestao.

¿Y ver fútbol?

Sigo siendo socio, pero voy muy poco, mi carnet lo utiliza aita y estoy a gusto viendo al Athletic por televisión, se aprecian más cosas con las repeticiones.

¿Cómo juzga a este Athletic?

Antes me aburría, un pelotazo tras otro a Llorente... Y eso que son los mismos jugadores, más Herrera. Ahora es bonito para el espectador.