La noche prometía intensidad y color, pero acabó dejando sabor agridulce. Este viernes era el turno de los italianos en el Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de Aste Nagusia. La pirotecnia Di Matteo Fireworks arrancó con fuerza: palmeras, medusas y un ritmo vibrante que encendió el cielo bilbaino desde el primer minuto.
Sin embargo, la magia duró apenas ocho minutos. De repente, el estruendo cesó y el cielo quedó en silencio, cubierto por una nube de humo. Entre las miles de personas que seguían el espectáculo desde distintos puntos de la ciudad se escuchaban murmullos de desconcierto: “¿Ha acabado? ¿Esa ha sido la traca?”.
La explicación llegó después: un fallo técnico había interrumpido la exhibición. Un cable del ordenador de disparo se quemó en contacto con material pirotécnico, dejando sin control el espectáculo entre las 22:40 y las 22:54 horas.
Mientras tanto, la vida en las calles siguió: volvieron las luces de las farolas, la música, las churrerías y las txosnas. Muchos pensaban que el show había concluido.
Pero 16 minutos después, el sistema se restableció gracias a un ordenador de reserva. Con el tiempo justo —el reglamento exige terminar antes de las 23:00—, la compañía italiana desplegó toda su artillería final con una traca potente que pilló por sorpresa a los que ya se marchaban. Una remontada tardía que no logró borrar la decepción inicial.
Como gesto de reconocimiento, el jurado ha ofrecido a Di Matteo Fireworks regresar a Bilbao el próximo año para tener una nueva oportunidad sin contratiempos técnicos.
Al término del espectáculo, el Ayuntamiento de Bilbao anunció el veredicto del jurado: el Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de 2025 tiene ganador. El premio fue para la pirotecnia Caffero, que el pasado sábado deslumbró con una propuesta elegante, minuciosa y perfectamente sincronizada con la ciudad.
