"Hacer sonreír a los críos y que pasen un buen rato es terapéutico", decía este miércoles Javier Fernández, pediatra del Hospital Basurto, con motivo de la tradicional visita del circo en Aste Nagusia. Un año más, la troupe de Global Circus ha abandonado por un momento la carpa que tiene montada en Etxebarria para trasladar su espectáculo a los jardines del centro sanitario y hacer disfrutar a un público muy especial, formado por trabajadores del mismo y por pacientes de todas las edades, aunque como es lógico, los más pequeños han sido los que con más ilusión lo han saboreado. De la mano de Marijaia, convertida en estrella principal del show, una sanadora explosión de alegría invadía el lugar.

A las diez y media de la mañana llegaba la musa de Aste Nagusia junto a la txupinera, Nagore Ugarte, la txupinera, Itziar Ituño y un nutrido séquito de comparseros que no se han querido perder una de las citas más entrañables de esta semana de jolgorio. Todo el mundo hacía cola para sacarse la correspondiente foto con el inmortal símbolo de las fiestas de Bilbao. Los uniformes violetas, blancos, rosas y azules de los empleados del hospital se fusionaban con las camisetas de las comparsas y las llamativas vestimentas de los artistas del circo para conformar un crisol multicolor que insuflaba energía y ayudaba a levantar el ánimo a quienes, por enfermedad o lesión, no pueden empaparse en estos días del bullicio que se vive en el recinto festivo, a pocas paradas de metro.

"Es un lugar muy emblemático, que impone respeto. Y el público también es diferente, no sabemos cómo va a reaccionar", confesaba el gerente de Global Circus, Luis Vila, antes de iniciarse la actuación. "Ojalá esto les haga el día más fácil", añadía.

Abría el espectáculo Alexandra cantando el tema de La Bella y la Bestia, uno de los números musicales que son novedad en las funciones de Global Circus este año. Le acompañaba al saxo Pedro, un clown que implicaba al respetable para dar forma a una orquesta de aplausos que, a ritmo de vals, le hacía bailar a él y a un voluntario. Le tomaban el relevo Lorella y David con sus malabares con pelotas y mazas. Volvía Pedro a meter en el ajo al público para formar una multitudinaria banda musical y Nabila echaba el telón con una exhibición de antipodismo, especialidad de malabares realizados con los pies.

"Hemos coordinado los descansos para poder acudir al espectáculo", desvelaba Edurne, empleada de Basurto, quien agradece mucho esta visita del circo: "Es un momento relajado para todos". Su compañera Verónica se felicitaba de que con actos como el de este miércoles "se les dé importancia a los pacientes que están aquí ingresados, así salen de la rutina y se entretienen". En la misma línea, otro trabajador, Asier, recalcaba que "pasar el verano aquí es más duro que el resto del año, ya que ves al resto de la gente disfrutando de las vacaciones y las fiestas. Es una época complicada".

Por su parte, la joven Amaiur Llarena celebraba que le daban el alta asistiendo a la actuación circense. "Es una liberación", decía esta bilbaina de 15 años, que en la madrugada del lunes fue ingresada por una apendicitis. Ya recuperada, aunque aún sobre la protocolaria silla de ruedas, disfrutaba de los números de los artistas. "Ha sido todo muy bonito, no podría destacar solo uno", comentaba.

En la comitiva encabezada por Marijaia, la pregonera y la txupinera también se encontraba una nutrida delegación de la corporación municipal, con la concejala de Fiestas, Itziar Urtasun, y la teniente de alcalde, Amaia Arregi, entre sus representantes. Esta última destacaba que "esta Aste Nagusia es para todos y todas y se trata de que los txikis y mayores que lo están pasando mal puedan disfrutar del circo ya que ellos no se pueden desplazar hasta él para que vivan este momento de alegría y de risa".