"Vamos a hacer tonterías", advertía Jordi Mas nada más empezar la función de 'Ni cap, ni peu'. La plaza de la convivencia de Bilbao, junto a la Ría, ha hecho honor a su nombre, ya que esta mañana, familias de todo Bilbao han convivido con la compañía de teatro catalana 'Circ Vermut', formado por David Candelich y Jordi Mas, en esta tercera jornada de Aste Nagusia. Los asistentes, que se sentaron en las escaleras que conectan la plaza con la calle de Ercilla, disfrutaron durante una hora de un espectáculo circense, lleno de acrobacias, chistes y momentos cómicos, como suele ser habitual en este tipo de funciones.
"Es un espectáculo para toda la familia, hemos sentido muy de cerca el calor del público, que no ha parado de reír durante todo el espectáculo, Bilbao es un lugar especial", añadía Jordi Mas.
Elementos circenses en plena calle
Una de las tónicas durante el show fue la constante realización de acrobacias, la mayoría realizadas por David Candelich, quien hizo un alarde de fuerza, técnica y coordinación envidiables a la hora de realizar estas maniobras.
Además de las volteretas y otras acrobacias, la comedia fue otro de los elementos de circo que fue protagonista a lo largo de la función, haciendo bromas sin cesar, a las que el público entregado respondía con carcajadas. La escenografía contaba con pocos elementos; cinco sillas sin asiento, un armario y un pilar metálico colocado en vertical para realizar las acrobacias. Estos objetos eran suficientes, ya que el foco principal del show eran los dos protagonistas, quienes no pararon de cantar, bailar, brincar y realizar saltos en los cerca de 50 minutos que duró la obra.
Público entregado con la obra
El espectáculo rompía constantemente la cuarta pared, tanto es así que el público, en especial los niños, que fueron los que más interactuaron, pudiéndose llegar a considerarse personajes de la propia obra. "¿Queréis más tonterías?" exclamaba Mas, y recibía una respuesta positiva del público. "Pero, ¿Tonterías tontas o tonterías serias?, preguntaba. "Tonterías tontas" gritaban al unísono todos los niños. Los interpretes concedieron el deseo, prosiguiendo con los chistes, bromas y situaciones cómicas. Una práctica que se repitió hasta el final de la obra.
Como broche de oro al show, la actuación contó con una guerra de pelotas de velcro, en la que los niños lanzaban dichas pelotas a los protagonistas, mientras estos intentaban contraatacar, y en ocasiones huir debido a la gran cantidad de infantes que había dentro del escenario. Mientras esta peculiar guerra sucedía dentro del escenario, los adultos que se encontraban en las gradas no paraban de reír debido a la situación cómica que se vivía.
El espectáculo terminó con Jordi Mas al micrófono, agradeciendo al público de Bilbao la asistencia y la interacción con el show, y reivindicando que ojalá todas las guerras fuesen así, sin hacer daño a nadie y entre risas, a lo que todo el público aplaudió de pie.