Talía del Val (Madrid, 1988) es pura simpatía. No hay nada de diva en su conversación. Y eso que se trata, sin duda, de la intérpetre de musicales del momento. Ha participado en High School Musical, Mamma Mia, Los Miserables, La Bella y La Bestia o West Side Story, además de en porgramas de televisión, largometrajes o series. Desde los 7 años, no ha parado. Junto a Gerónimo Rauch protagoniza ahora el que para ella es “el más bello musical”, El Fantasma de la Ópera creado por Andrew Lloyd Webber y que dirige Federico Bellone.
Ya protagonizó usted un anterior espectáculo de El Fantasma de la Ópera, pero de este montaje que viene al Arriaga es usted verdadera fan.
Si fuera público, si no trabajara en la obra, iría a verla todos los días. Es el musical clásico por excelencia. Para mí, El fantasma de la Ópera y Los Miserables son las bases, los pilares de todo esto.
Un clásico modernizado
Por si fuera poco está bañada por mano de Federico Bellone con un equipo totalmente nuevo. Bellone, el director, viene de Italia y eso se nota en los decorados, el vestuario, la iluminación… Junto al equipo español y el inglés, aporta algo más, una belleza visual extra, que, para mí, es la que gran aportación de este nuevo Fantasma de la Ópera.
Se trata de otro concepto
Exacto. Es especial. La maquinaria, los dispositivos, no son los que se usaban antaño. A nuestra producción no se le ven los raíles, no se ven cuerdas, si alguien vuela no salen las poleas... Todo está pensado desde el punto de vista mágico. El Fantasma es un artista y medio mago. Era una persona que trabajó en el circo y, cuando le abandonaron, se refugió en este teatro. Todo esto tiene mucho que ver con el ilusionismo. Por eso se ha optado por que no se vean los dispositivos, ni cómo aparecen y desaparecen las cosas. Hay una escena en la que estamos Raúl y yo en una azotea a un poquito más de dos metros de altura y realmente estamos ahí, sin cuerdas ni nada.
¿Y qué hay de las interpretaciones?
La dirección ha optado por una interpretación más cercana de los personajes. Ahondamos más en la psicología de los personajes. Ahi que tener en cuenta que estamos contando los traumas de un señor y un viaje muy heavy que en el que se ve esta chica, a la que, de repente, se le muere el padre, aparece un señor que es un fantasma, la rapta, luego mata a una persona... Muy fuerte. No podíamos pasar por encima y solo quedarnos en la anécdota. Lo abordamos de una manera más introspectiva, pero respetando toda la partitura de Webber, por supuesto, que para mí es la más bonita que se ha creado nunca.
Una obra perfecta para el Arriaga
Si. He estado muchas veces en el Arriaga. Y en el Eskalduna. El Fantasma de la Ópera, desde luego le pega muchísimo al Arriaga y a Bilbao. Están hechos el uno para el otro. Bilbao tiene mucha cultura lírica.
No podrá usted disfrutar a tope de Aste Nagusia
No. Precisamente les decía a mis compañeros que es una crueldad ir a a trabajar en Aste Nagusia. Con lo que me gusta a mí. Y no poder tomarme nada a salir de la función. Son unas funciones largas y tengo que ir a descansar pronto para recuperar lo máximo posible. Resulta muy cruel, sí. Pero es tan bonito Bilbao que no me importa. Me encanta caminar y me imagino yendo cada día al teatro andando. En Madrid no tengo esos parajes, esa naturaleza. Lo mejor de las giras y de esta profesión es poder conocer otras ciudades, claro.
Debe usted mantenerse en forma
Es muy complicado tener que cantar a diario.Todas las obras que he hecho son de larga duración, suele ser el papel protagonista, que tiene mucha carga vocal y exige interpretar. Resulta fundamental el aguante físico y psicológico. Requiere entrenamiento olímpico, vamos. Tengo que estar perfecta para cada día poder dar los re sobreagudos, o lo que sea, y, o tienes muchas tablas o fallas. Denes tener mucha responsabilidad, mucha disciplina. A pesar de todo eso, lo que más feliz me hace es cantar.
Y, especialmente, le hace feliz interpretar a Christine en El Fantasma de la Ópera
Así es. Y diría es que esta ocasión es muy difícil que se vuelva a dar. Este clásico con añadidos contemporáneos que le aportan novedad y belleza, como si se tratara de la edición especial de una obra de arte, no hay que perdérsela.