La Unión Europea celebrará una cumbre con los países de los Balcanes Occidentales el próximo miércoles en Eslovenia con el objetivo de mantener la perspectiva europea de la región, aunque sin ahondar en el proceso de ampliación.

La reunión se celebrará una semana después del acuerdo que ha fomentado Bruselas entre Serbia y Kosovo para rebajar su tensión en la frontera por la crisis de las matrículas, en unas negociación apoyada también por Estados Unidos.

“Tendremos la oportunidad de abordar la manera de profundizar nuestro diálogo político, la cooperación en materia de seguridad y el compromiso estratégico”, dijo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en la carta de invitación al encuentro que envió el viernes a los jefes de Estado y de Gobierno.

Se espera que la UE reafirme el plan de 9.000 millones de euros en ayudas y 20.000 millones en inversiones para la región; de hecho, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula Von der Leyen, preparó la pasada semana la cumbre con un viaje a estos países y visitó diversas infraestructuras cofinanciadas con fondos europeos.

Sin embargo, aunque en el documento de conclusiones habrá una referencia al proceso de adhesión de los Balcanes Occidentales, esta “no es una cumbre de ampliación”, aseguró una fuente diplomática. “Este no es el momento más fácil para la ampliación y la UE está en una fase de muchos desafíos. No estamos en el 2004”, insistió la fuente, en referencia a la gran expansión al este en la que ese año se unieron Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y la República Checa.

La UE continuó la ampliación en 2007 hacia Bulgaria y Rumanía y en 2013 entró Croacia, hasta la escisión del Reino Unido en 2020.

Bruselas endureció el año pasado las condiciones para las negociaciones de adhesión, una demanda principalmente de Francia, que pedía mayor rigurosidad en el examen a los países candidatos.

Hasta la fecha, la UE ha abierto negociaciones con Montenegro en 2012 y, con Serbia, en 2014. Sin embargo, el gran escollo para la adhesión de Serbia son las dificultades para encauzar el diálogo con Kosovo, su antigua provincia que en 2008 declaró la independencia de forma unilateral, no reconocida por Belgrado. Kosovo, que no ha solicitado la adhesión, se enfrenta además a la dificultad de que cinco países de la UE -España, Grecia, Rumanía, Eslovaquia y Chipre- no reconocen su independencia, y la incorporación de un nuevo Estado miembro debe aprobarse por unanimidad.

Albania y Macedonia del Norte tienen desde 2020 el visto bueno de la CE, y Bosnia y Herzegovina presentó la solicitud de adhesión en 2016.