El negociador jefe de la Unión Europea (UE), Michel Barnier, permanecerá en Londres hasta el próximo miércoles tras ampliarse tres días más las negociaciones que mantiene con su homólogo británico, David Frost, sobre su futura relación comercial tras el Brexit, según lo indicaron ayer fuentes comunitarias a la cadena BBC.

Barnier llegó a la capital británica el pasado jueves para retomar de manera presencial el proceso de diálogo que mantiene con representantes del Reino Unido y tenía, en principio, programado su regreso para el día de ayer.

Según señalaron las mismas fuentes oficiales al canal público de televisión, las negociaciones pasarán desde el próximo jueves a Bruselas.

Con relación a ese proceso de diálogo, el ministro británico para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, afirmó ayer a la cadena de televisión Sky que se siente "esperanzado" sobre la perspectiva de lograr un "desenlace positivo" de este proceso entre ambas partes.

Lewis señaló asimismo que el Reino Unido estaría "preparado como país para lo que vaya a ocurrir" al tiempo que agregó que el Brexit o salida del bloque comunitario proporcionará "grandes oportunidades" para los británicos.

El pasado jueves ambas partes iniciaron una nueva fase de negociaciones "intensificada", percibida como el último intento por evitar un brexit sin acuerdo a final de año.

Si el diálogo prospera, se prevé que durante las próximas dos o tres semanas los equipos negociadores mantengan contactos a diario con el objetivo de tener un texto definitivo a tiempo para que a mediados de noviembre comience el proceso de ratificación.

Tras el último Consejo Europeo, que volvió a concluir sin avances significativos en los asuntos más controvertidos, el primer ministro británico, Boris Johnson, amenazó con dar carpetazo a la negociación y aceptar una ruptura abrupta si Bruselas no aceptaba intensificar los contactos.

temas clave

Esos asuntos más peliagudos continúan siendo la cuestión del reparto de las cuotas pesqueras y el acceso a las aguas británicas tras el Brexit, con Bruselas partidaria de mantener un acceso para sus flotas lo más similar posible al actual.

También el régimen de subsidios estatales que aplicará Londres una vez desligado de las normas europeas preocupa a la UE, que no quiere que las empresas británicas accedan al mercado único con ventajas competitivas.

Cualquiera que sea el desenlace de las conversaciones, el Reino Unido dejará al terminar este año el mercado único y la unión aduanera comunitaria, con lo que, aunque hubiese un acuerdo que eliminara gran parte de las cuotas y aranceles, serán necesarios controles fronterizos y nuevos trámites burocráticos para los que las empresas deberán estar listas.

En una carta abierta publicada ayer en el dominical The Sunday Times por un grupo empresarial británico, se alerta de que el coste de los productos importados de uso diario al Reino Unido podría aumentar alrededor de un tercio si no se logra un acuerdo comercial.