Trapagaran - Una espléndida jornada dominical se convirtió en una mañana de nervios y preocupación para el centenar de vecinos del barrio de Elguero de Trapagaran, situado a escasos metros de la chatarrería donde se produjo el incendio. Ubicado en un alto rodeado de maleza y vegetación, desde el que se divisan todos los terrenos de la Babcock&Wilcox, los vecinos de esta zona se levantaron soliviantados por las sirenas y la megafonía de los efectivos de la Ertzaintza y Policía Local de Trapagaran, quienes les advirtieron del intenso humo generado por el incendio.

"Nos han empezado a decir con sirenas y megafonía que no saliésemos a la calle y que cerrásemos las ventanas", explicó Raquel Ruíz, vecina de este barrio desde hace 62 años. Asustada por la recomendación, lo primero que hizo fue asomarse a la ventana para tratar de averiguar lo que estaba sucediendo. "He abierto un segundo la ventana, pero había mucho humo e inmediatamente la he cerrado", explicó. Después, a media mañana, ya junto a otras vecinas recorrió el barrio para ver la evolución de los servicios de extinción.

Quienes también sufrieron en primera persona la gigantesca columna de humo procedente de la chatarrería fueron Juanjo Trápaga y su mujer María Ángeles Etxebarrieta, vecinos del número 4 del barrio de Elguero. "Cuando nos han despertado había unas llamas terribles, alcanzaban la altura del pabellón de al lado", relató Juanjo, que lleva más de medio siglo viviendo en el barrio. "A la mañana teníamos miedo de que el viento lo propagase a la maleza de la ladera y que de ahí saltase y se propagase a las casas", señaló inquieto. Su hermano y también un vecino le alertaron de lo que pasaba. "Estaba durmiendo y me han llamado. En un principio pensábamos que era por algo de la nieta, que está con catarro y que se había puesto mala o así", apuntó. Sin embargo, a eso de las 7.30 horas enseguida empezaron a recibir los avisos de la Policía autónoma vasca. "Nos han dicho que cerrásemos las ventanas y que no saliésemos de casa", prosiguió. También un vecino le comentó: "Juanjo, vamos a tener que marchar de casa porque hay un incendio", agregó. Por su parte, María Ángeles desveló que el día anterior, a media tarde, ya notó "algo de humo en la chatarrería". "Me asomé y vi un hilo de humo, pero no le di mayor importancia, pensaba que no era nada", detalló.

Por su parte, Koldo Hierro, integrante de la asociación cultural Elgeroko Aldapa también mostró su preocupación por la gran cantidad de humo que afectó al barrio. "El olor a goma quemada era insoportable, por la mañana había una gran humareda negra y no se podía estar en la calle", aseguró. En este sentido, agradeció especialmente la labor de la Ertzaintza que fue "timbre por timbre" advirtiendo a todos los vecinos. De este modo, la misa dominical fue el único momento en el que salió a la calle. "He visto que la gente estaba preocupada, es un barrio con gente mayor y nos conocemos todos de toda la vida. Teníamos miedo de que al estar rodeados de maleza se pudiese extender", apuntó. En este sentido, aseguró que en el barrio ya están "cansados" de los sucesivos incendios registrados en la zona, como los de La Balco en los últimos años, que les han generado numerosos inconvenientes, y solicitó a los responsables de la chatarrería que tengan "más cuidado y limpia la zona".