BILBAO. "Si yo no hubiera denunciado lo que me hizo" en un vídeo en redes sociales, esos abusos "hubieran seguido ocurriendo" con otros niños, porque "es un delincuente" que llevaba décadas repitiendo esos actos con impunidad y con la complicidad de la escuela de fútbol, ha reflexionado.

El director del medio digital "Geuria.eus", Jon Villapún, ha difundido este jueves el tercer y último capítulo del documental sobre los abusos sexuales a menores en Basauri, titulado "Hiru buruko munstroa. El monstruo de 3 cabezas".

El vídeo aporta además los testimonios de Aitor Godoy y Yolanda Calonge, el hermano y la mujer de Pepe Godoy, que destapó haber sido víctima de ese presunto pederasta hace 30 años, cuando era un niño, entre los 8 y los 11 años, si bien un juez ha resuelto que este caso ha prescrito.

Desde que lo hizo Godoy hasta la actualidad, siete personas han denunciado a ese mismo entrenador.

La Ertzaintza detuvo el 12 de marzo de 2019 a J.I.B.B., de 60 años, acusado de un delito de abusos sexuales a menores, tras la denuncia interpuesta días antes por un menor y su familia.

Después de pasar a disposición judicial, quedó en libertad con cargos al día siguiente, a la espera de que avance la investigación, recuerda ese medio.

Pepe Godoy ha explicado que en 2007, cuando se puso en marcha el proyecto de la escuela de fútbol de Basauri, sus dos promotores conocían que vecinos de la localidad contaban que de niños habían estado en casa de ese hombre viendo películas pornográficas.

Aún así, sumaron a ese entrenador a su proyecto, ha lamentado.

Según ha recordado, hace dos años se reunió por separado con los responsables de esa escuela y les narró los abusos que él había sufrido y les enseñó la denuncia ante la Ertzaintza, pero no le apartaron y siguió entrenando a menores.

También la policía vasca había informado a la escuela de las denuncias contra el entrenador pero "no protegieron a esos niños y prefirieron mantenerle y guardar silencio", y esa circunstancia hizo a Godoy decidirse a subir a las redes sociales su relato como víctima "porque había que pararlo".

La esposa de Pepe Godoy ha acusado a los responsables de la escuela de fútbol "de haber sido cómplices y de haber dado cobertura a ese presunto depredador sexual en serie".

Por su parte, Aitor Godoy ha contado que también sufrió abusos por parte de ese mismo entrenador "que estaba instalado en su casa, como uno más de la familia", y ha expresado sus sentimientos de "culpa, vergüenza y miedo", que le hacen aún continuar con la terapia para superarlo.