Yon Arruti lleva más de un cuarto de siglo en Ecuador, donde ha colaborado con diversas ONG para mejorar las condiciones de vida de las personas locales. Desde 2019 acompaña a Mundukide en Cotacachi, apoyando diversos proyectos para lograr un desarrollo social duradero.
¿Qué le llevó a Ecuador?
Tenía un primo que estaba de médico en la Amazonía, y había un proyecto que gestionaba Medicus Mundi. Yo ya había estado antes en Venezuela y Mauritania con becas del Gobierno vasco, así que cuando me dijeron que el responsable del proyecto se iba, contacté con ellos. Vine para un año... y llevo ya 26.
¿Cuando comenzó a trabajar con Mundukide?
Empecé en 2019. Vivía en el Coca, en Orellana, y me ofrecieron trabajar en la zona andina, en la provincia de Imbabura, en Cotacachi.
"En Mundukide buscamos desarrollar procesos a largo plazo que beneficien a las comunidades locales y fortalezcan la colectividad. Las personas son muy importantes para nosotros"
¿En qué zona está trabajando actualmente?
Trabajamos en dos sectores: la parte andina, el páramo, y la subtropical, más cálida.
¿Qué tipo de labores realiza?
Tenemos dos iniciativas principales: una red de comercialización con emprendimiento de mujeres que producen yogur, chifles, harina de plátano o café; y un proyecto de agroecología para reducir químicos y producir insumos orgánicos sostenibles, creando también estructuras organizativas duraderas.
¿Mundukide se diferencia mucho de otras ONG?
Sí. Hay organizaciones que desarrollan proyectos de corta duración, de uno o dos años. Mundukide es una ONG pequeña, que busca desarrollar procesos a más largo plazo que beneficien a las comunidades locales y fortalecer la colectividad. Las personas son muy importantes para nosotros.
¿Cómo describiría Ecuador?
Ecuador es pequeño y poco conocido. Tiene Amazonía, Andes y Costa, todo cerca, y una gran riqueza cultural, con pueblos indígenas que mantienen sus costumbres y su vestimenta. También hay recursos como petróleo, pero se enfrenta a problemas de desarrollo y violencia, sobre todo en zonas de narcotráfico y minería ilegal. Aquí, en Cotacachi, estamos en una zona tranquila.
"A veces existe cierta tensión sobre derechos humanos o temas de petróleo pero, en general, la gente aquí es sencilla y abierta, y valora que detrás de nuestro trabajo no haya un interés personal o político.
¿Cómo es el trato con la gente?
Muy bueno. La gente aquí es sencilla y abierta, y valora que detrás de nuestro trabajo no haya un interés personal o político. A veces existen tensiones sobre derechos humanos o temas de petróleo, pero generalmente son muy acogedores y colaborativos.
Tras más de un cuarto de siglo viviendo en el país, ¿se siente ecuatoriano?
Sí, me casé aquí y tengo la doble nacionalidad. Me identifico con muchas cosas del país, aunque conservo ciertos hábitos y costumbres de Euskadi.
Hablando de su familia... ¿sus hijos nacieron en Ecuador?
Sí, mi esposa es ecuatoriana y nuestros hijos nacieron aquí; uno tiene 19 años y el otro, 14. La seguridad nos condiciona un poco, pero tratamos de mantener la familia unida y conectada.
¿Piensa volver a Euskadi algún día?
He considerado la idea por razones familiares o de salud, pero aquí me siento a gusto. La vida no está tan estructurada, hay improvisación, pero eso da vidilla. En los últimos años me preocupa bastante el tema de la seguridad, pero aquí sigo.