No entienden la prohibición y piden que se les tome en cuenta, que se les escuche, que la Autoridad Portuaria de Pasaia o los estamentos competentes se dirijan a ellos. Son los pescadores recreativos que desde inicios del mes de marzo tienen prohibido pescar en el puerto como lo han venido haciendo durante años.

Distintas generaciones de pescadores y pescadoras se reunieron ayer frente a la lonja de Pasaia, convocados por Pesca Libre, protagonizando un acto al que acudieron portando sus cañas, de las que colgaba un simbólico pez de papel en el que, precisamente, se podía leer ese mismo lema.

En el acto tomaron parte pescadores y pescadoras que lamentaron la situación generada, se mostraron partidarios de una regulación pero rechazan de plano una prohibición que consideran que castiga a todo aquel que practica la pesca recreativa, aunque lo haga en las condiciones adecuadas.

Participantes en la concentración, con sus cañas en la mano. Javier Colmenero

Finalizado el acto, las personas participantes en el mismo, llegadas de distintos puertos de Euskal Herria, marcharon hasta Trintxerpe.

Entre quienes dieron su testimonio en Pasaia se hallaba Markel, un niño que recordó que se inició en la pesca de la mano de su abuelo Jesús y que ve con tristeza que ya no podrá practicarla donde lo venía haciendo. “He aprendido de mi abuelo y mi abuela y no entiendo que nos prohíban pescar aquí”, lamentó.

Aunque comprenden que hay que tomar medidas para evitar los excesos, cometidos sobre todo por quienes han llegado de fuera para pescar, principalmente verdeles, no pueden comprender que la solución pase por prohibir la pesca, cuando, insistieron, forma parte de la personalidad de los puertos vascos y es una práctica que se ha transmitido de generación en generación.

“¿A dónde vamos a llevar a nuestras hijas e hijos a pescar? ¿A las rocas, que son peligrosas? ¿Van a ir allí nuestros mayores?”, se preguntaba uno de los participantes que tomó la palabra en la concentración.

Pesca Libre tiene claro que no van a cesar en sus reivindicaciones, que no se circunscriben únicamente al puerto de Pasaia. “Hemos empezado aquí pero vamos a llegar a todos los puertos de Euskal Herria”, anunciaron. La siguiente etapa podría ser Hondarribia, que se enfrenta a una situación similar.

Campeones de pesca, como Toño, expresaron su rechazo a la prohibición. Este pescador experimentado recordó sus inicios en el Puerto de Donostia. “Los puertos son el caldo de cultivo del futuro, donde se inician todos los niños. Se aprenden valores de compañerismo y de amor a la naturaleza”, subrayó.

Falta de interlocución

Jon, por su parte, reclamó una interlocución. “No tenemos con quién hablar, nadie se dirige a nosotros. Eso es lo que pedimos, que se nos escuche”.

“En esta mesa de cuatro patas una somos nosotros, se nos tiene que hacer caso, porque los que amamos la pesca de verdad cuidamos el entorno. Las normas existen, pues que se apliquen pero que nos dejen pescar”, reivindicó uno de los participantes.

Un vecino de Pasaia explicaba que en los últimos tiempos sí que se ha observado la llegada masiva de pescadores que ocupaban incluso las plazas de aparcamiento de los residentes y dejaban un rastro de suciedad importante. Pese a todo, aseguraba no ser partidario de una prohibición que afecta a quienes practican la pesca “con todas las de la ley”.

En el acto de ayer se agradeció el apoyo que Pesca Libre está recibiendo de distintos clubs y comercios y se destacó la forma en la que se está incrementando el número de personas que secundan sus reivindicaciones, algo en lo que, incidieron, ha tenido mucho que ver el eco que las mismas han tenido en las redes sociales. “Teníamos un chat en el que, inicialmente, estábamos unos pocos. Hoy ya éramos en torno a un millar”, recordaron.

María Eugenia, con “padre pescador y tío pescador”, hacía un llamamiento a la unión, “que hace la fuerza” y se mostró convencida de que las autoridades portuarias van a reconsiderar su decisión “y vamos a poder volver a pescar”.

Hasta Pasaia se desplazaron pescadores procedentes de distintos puertos, como el de Donostia. Es el caso de Iker García, que criticó una prohibición que “en San Sebastián nos afecta hace tiempo. Una vez nos dijeron que no hacíamos bonito. Si algo hace bonito en un puerto son los pescadores, la tradición, llevar a los chavales”, incidió este pescador que, como el resto, apeló a “luchar” por esa tradición. “Que haya cuatro que no muestren respeto no quiere decir que el resto no lo hagamos. No nos vamos a echar para atrás ni para tomar carrerilla”, concluyó.

“En Euskadi no se tiene que prohibir, se tiene que regular y negociar”, subrayaron algunos de los presentes antes de dar inicio a la marcha.