En verano de 2022 el Estado alcanzó unas temperaturas sin precedentes en los últimos 700 años, lo que favoreció la aparición de olas de calor más intensas y duraderas, y sequía extrema, sobre todo en el noreste del país.

Esta es la principal conclusión de un estudio internacional en el que han participado investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y que ha analizado las temperaturas en el Estado durante el verano de 2022.

Los resultados, publicados en la revista Atmospheric Research, demuestran que el verano pasado España registró las temperaturas más altas de los últimos siete siglos, una situación "con implicaciones ambientales, sociales y económicas" que requieren medidas políticas para mitigar sus efectos.

Olas de calor

"En los últimos veinte años las olas de calor y los episodios de sequía en España son cada vez más frecuentes, pero el de 2022 fue un verano excepcional en este aspecto, batiéndose récords de temperaturas. Este hecho se vio favorecido por la llegada a la península ibérica de masas de aire extremadamente cálidas procedentes de África con mayor frecuencia y más persistentes de lo habitual", explica Ernesto Tejedor, investigador del MNCN-CSIC y uno de los autores del estudio.

Para hacer el estudio, el equipo comparó los datos de temperatura y precipitación de 2022 con los registrados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en 75 estaciones distintas "desde hace 130 años, en el caso de la estación más antigua", apunta Tejedor.

El análisis reveló un aumento de la temperatura superficial del mar de 3,3 C; de 2,1 C en la temperatura media; de 2 C en las ciudades y un incremento de cuatro días en la duración de las olas de calor.

Sequía extrema

Además, "aunque los datos de precipitación fueron similares a los habituales en el periodo estival en el Mediterráneo, las altas temperaturas provocaron un incremento de la evapotranspiración", lo que condujo a una sequía extrema.

Los investigadores también compararon la temperatura registrada en el verano de 2022 con reconstrucciones climáticas obtenidas a través de los anillos de árboles localizados en el noreste, análisis que desveló que, con muy alta probabilidad, 2022 fue el verano más cálido y seco de los últimos 700 y 279 años respectivamente.

Las olas de calor del verano de 2003, que causaron cientos de muertes, demostraron la vulnerabilidad de Europa ante el aumento de las temperaturas, razón por la que los científicos del estudio alertan de la urgencia de tomar medidas de prevención.

"Aunque el verano de 2022 supone una anomalía extrema en la historia climática del país, existe un patrón de veranos cada vez más cálidos desde comienzos del siglo XXI que aumenta la probabilidad de que esa anomalía se repita cada pocos años", comenta el investigador.

Por eso, es fundamental que se empiecen a establecer políticas y planes de mitigación de los efectos del cambio climático, especialmente en las ciudades donde las islas de calor que se general afectarán especialmente a la población más vulnerable.

Entre otras medidas, los autores del estudio proponen la creación de refugios climáticos y planes para mejorar la resiliencia y adaptación al cambio climático.