El lehendakari Iñigo Urkullu advirtió ayer a la sociedad vasca de que "seguimos en pandemia" y pidió que no se reste "trascendencia" a la situación, al tiempo que ha recalcado que serán las "autoridades sanitarias" las que determinen "el inicio de una nueva fase".En medio del debate alimentado por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, de gripalizar el covid-19 y que una vez que se pase el pico de esta sexta ola, podríamos empezar a tratar esta enfermedad de modo endémica, el lehendakari instó ayer, una vez, a la prudencia y a la responsabilidad. "De momento nos corresponde seguir manteniendo el máximo rigor y compromiso, individual y colectivo", aseguró ayer Urkullu.

El mandatario vasco, consciente de todas las bofetadas que la pandemia del covid-19 ha proporcionado en estos casi dos años, volvió a poner de manifiesto "la relevancia adicional que tiene la educación en la vida familiar, laboral y social".

Al cumplirse una semana de la vuelta al cole, un regreso en circunstancias muy difíciles por la explosión de la variante ómicron durante las vacaciones de Navidad, el lehendakari destacó "la importancia de mantener la educación presencial" y trasladó su reconocimiento a la labor de toda la comunidad educativa, que hace posible que "las aulas sean lugares seguros".

"Una labor y un compromiso que están permitiendo atender la formación de las niñas y niños, facilitar la vida de las familias y también nuestra convivencia en sociedad", remarcó Iñigo Urkullu.

Situación compleja

El gran pagano de esta sexta ola es sin duda la atención primaria. La explosión de casos provocada por la nueva variante hizo saltar por los aires la estrategia anterior basada en los rastreos y las pruebas masivas para cortar de raíz la transmisión comunitaria del coronavirus. Es por ello que la responsable de Atención Primaria de Osakidetza, Susana Martín, afirmó que la situación que padece la atención primaria es todavía "compleja".

En una entrevista concedida a Radio Euskadi, Martín valoró que se empieza a ver "un rayo de esperanza y los datos indican" que los profesionales van a poder realizar progresivamente sus tareas de manera "más normalizada". "Parece que la pandemia nos puede dar un respiro", confió.

Un brote verde que se ve en la caída de los positivos -9.321 menos en una semana- y en la incidencia acumulada, sobre todo, la de siete días, aunque la positividad sigue siendo estrastoférica, con casi cuatro de cada diez pruebas son positivas.

Susana Martín reconoció que la atención primaria ha vivido "momentos muy complicados" y se sigue con una media diaria de consultas por encima de las 35, mientras se reciben más de 100.000 llamadas al día. "Los profesionales de Osakidetza están dando una respuesta ejemplar, la mejor que podemos dar en función de las circunstancias que tenemos", añadió.

Menos contagios. En Euskadi desde el día de Reyes hasta el pasado jueves se registraron 71.634 contagios frente los 80.955 de la semana anterior.

Más hospitalizaciones. Esa gran cantidad de casos positivos empiezan a tensionar también los hospitales vascos. Si el 23 de diciembre había 315 personas ingresadas y 102 en la UCI, ahora tenemos más de 800 ingresos y 136 en una cama de críticos.

El experto en Salud Pública Rafael Bengoa consideró "prematuro" que se gripalice el covid-19 hasta que la sexta ola está controlada y se compruebe que no hay una nueva variante. Esa fase endémica no llegará hasta primavera o verano.