Con una sexta ola ya imparable en Euskadi, el Gobierno vasco se ha visto en la necesidad de reunir de nuevo su mesa de crisis para gestionar la pandemia, conocida como LABI, que se reúne mañana para activar la emergencia sanitaria y el pasaporte covid que podría implantarse este mismo fin de semana. Sin embargo, el lehendakari, Iñigo Urkullu, evitó ayer miércoles pronunciarse con rotundidad sobre estos extremos porque esperará a conocer "en profallo del Tribunal Supremo que ha validado el pasaporte covid para decidir las medidas a adoptar una vez declarada la emergencia sanitaria. Lakua quiere analizar todos los matices jurídicos para poder ponerlo en marcha con plena efectividad y sin fisuras.

No se oculta, no obstante, que el objetivo es imponer el uso del certificado sanitario este mismo fin de semana ya que se exigiría en determinadas actividades de restauración y ocio nocturno, más numerosas en esos días, siempre que la incidencia acumulada supere los 150 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días. Una transmisión que ahora está ampliamente sobrepasada ya que la tasa es de 500.

Este virus desbocado obliga a sentar de nuevo al Consejo Asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi, que decreta las restricciones. Hasta ahora el LABI político se ha reunido más de 30 veces y el LABI técnico, más de 60. No hay certezas sobre qué tipo de medidas se articularán, pero se especula con nuevas limitaciones de aforos y quizás también de horarios, además de revertir otras medidas en el ocio nocturno o en el consumo en barra.

El LABI se disolvió el pasado 5 de octubre, cuando se decidió levantar la emergencia sanitaria en la CAV, en un momento en el que el impacto del coronavirus dejó de tener "una afección crítica".

Sin que apenas hayan transcurrido dos meses desde entonces, se recupera este mecanismo ante la preocupante incidencia del coronavirus y se resucita el órgano de gestión de la pandemia.

De hecho, el día 6 de octubre quedaron levantadas la mayoría de las limitaciones. Era el momento de volver casi a la normalidad, con el aumento de aforos, de horarios y de otras medidas. Eso sí, manteniendo la mascarilla obligatoria y el aforo máximo del 80% en espacios cerrados para más de 5.000 personas. Parecía el último paso antes de recuperar definitivamente nuestras vidas.

Restricciones más efectivas Iñigo Urkullu afirmó ayer miércoles que en la reunión del Consejo Asesor del LABI se analizarán "bien" cuáles son las medidas que se pueden aplicar, aunque explicó que "hay que ponderar muy bien cuál es la situación actual en comparación con situaciones anteriores" y estudiar las restricciones que pueden ser "efectivas" en estos momentos.

"Estamos a la espera, porque creo que es algo obligado por mi parte y por parte de cualquier responsable institucional, conocer oficialmente el fallo, interpretar lo que dice y analizar, no solo las medidas para las que nosotros hemos solicitado el permiso, para la expedición del pasaporte covid, sino también para futuras medidas", resaltó.

Porque los pasos previstos de forma oficial son, en primer lugar, contar con la sentencia del Tribunal Supremo, para posteriormente dictar la orden que declararía nuevamente la emergencia sanitaria en Euskadi. A partir de ahí, se produciría la convocatoria del LABI y, posteriormente, se anunciarían las medidas a adoptar para frenar la expansión del coronavirus. Una vez notificada la sentencia, que autorizaría la aplicación del pasaporte covid este se pondría en marcha mediante una orden de la consejera de Salud, Gotzone Sagardui.

Hosteleros vascos

A la espera de que el Gobierno vasco implante estos mecanismos de control, los hosteleros han hecho circular entre sus asociados una aplicación de reconocimiento de códigos QR "para que puedan ir testando cómo funciona, en previsión de que la aplicación del certificado, de estos requisitos, sea inmediata". El gerente de la Asociación de Hosteleros de Bizkaia, Héctor Sánchez, reconoció que los hosteleros no tienen que ejercer esa función, pero entiende que "las normas así lo exigen".

Las sanciones, dijo, recaen sobre el usuario, pero también sobre el titular del establecimiento de hostelería, por lo que "no queda otra que tratar de hacer que se cumplan las normas". En este sentido, resaltó que el cumplimiento de las medidas es "bueno" para todos, "y además es lo que, en principio, puede evitar que estemos en una situación más complicada".

Ante la proximidad de un puente laboral largo y las navidades, Sánchez aludió a la responsabilidad "de todos", no solo de los titulares de los establecimiento de hostelería, sino también la de los clientes para evitar la propagación del covid. "Creo que esto es algo en lo que todos estamos embarcados, y cuanto antes se acabe será mejor. Si no queremos volver a situación del pasado, y no estamos lejos de ello, intentemos cumplir las normas en la medida de lo posible", sostuvo Sánchez.