Los macrobotellones que se han celebrado este fin de semana en Madrid y Barcelona han derivado en un cruce de responsabilidades políticas entre los partidos, a la vez que se ha puesto en el foco la necesidad de buscar alternativas de ocio para los jóvenes. Durante las fiestas de la Mercè -celebradas el pasado fin de semana en la capital catalana-, un macrobotellón de 40.000 jóvenes en el centro de Barcelona acabó con 52 personas detenidas tras producirse actos vandálicos, apuñalamientos, saqueos y enfrentamientos con la policía.

La oposición exigió responsabilidades a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y al teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle (PSC), pero no sólo por parte de los partidos del Consistorio, sino también desde el Govern que, en palabras de su portavoz, Marta Vilalta (ERC), reclamó a los comunes que "asuman sus responsabilidades" en los incidentes ocurridos "en vez de buscar excusas" y culpar a la Generalitat. Por su parte, Colau consideró "muy difícil de prever" tanto el macrobotellón del pasado viernes como que "se convertiría en un desastre" y "derivara en un problema de orden público". La alcaldesa manifestó la voluntad de sentarse con la Generalitat para abordar la necesidad de ocio de los jóvenes y subrayó que "las administraciones y partidos políticos debemos sentarnos para abordar el tema de fondo: dar respuesta a la queja de toda una generación", según dijo en TV3.

En Madrid, la Policía Municipal ha interpuesto 513 multas por botellón, casi dos centenares menos que el fin de semana anterior, pero en este caso las grandes aglomeraciones se produjeron en el parque de Berlín, en el distrito de Chamartín, donde un joven fue apuñalado. Este hecho ha desencadenado una oleada de reacciones políticas como la de la portavoz de Más Madrid en la Asamblea, Mónica García, que ha pedido soluciones para el ocio juvenil.