La pobreza en general ha bajado "notablemente" en los dos últimos años en Euskadi, aunque se han incrementado tanto la pobreza infantil como la desigualdad social debido a que en este tiempo "las personas más favorecidas se ha enriquecido más".

Esta son algunas de las conclusiones de la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales en Euskadi 2020 a cuya presentación ha acudido este miércoles en Gasteiz la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal.

El estudio, de carácter bianual, refleja que un 90 % de la población vasca vive en situación de bienestar "a pesar de que la encuesta se hizo en plena pandemia" y constata que los servicios y programas de protección social "han servido de muro de contención y han paliado los efectos económicos" de la crisis sanitaria.

"Esta encuesta demuestra que el sistema ha funcionado y ha mitigado las dificultades de los colectivos más vulnerables. Fuimos capaces de parar el golpe" con medidas como los complementos a los ERTE, la flexibilización en el pago de la RGI, el aumento de las AES y la puesta en marcha de programas sociales contra la pandemia, ha valorado la consejera.

El informe señala que la pobreza real, que afecta sobre todo a familias de origen extranjero con menores y sin estudios cualificados, ha caído del 6,1 % al 5,6 % entre 2018 y 2020, el nivel más bajo desde 2014, aunque ha subido en el caso de las familias monoparentales (sobre todo en las monomarentales) y de las que tienen menores a su cargo.

De hecho la pobreza infantil afecta ahora al 11,7 % de los menores de 14 años, la tasa más alta desde el 7,3 % de 2008, y se relacionada con el acceso a comida proteínica y a frutas y verduras.

Este aumento de la pobreza infantil durante la crisis de la covid-19 "pone de manifiesto la inadaptación del actual sistema de cuantías de la RGI basado en un sistema de topes que perjudica de forma notable a las familias con dos o más hijos", advierte el informe que también aboga por "adaptar las AES para poder hacer frente a las situaciones de pobreza que afectan a esta población".

A pesar de ese alza de la pobreza infantil, en términos generales mejoran los indicadores sobre alimentación (los problemas graves bajan del 5,7 % en 2018 a 3,7 % en 2020), cortes de suministro (del 1,4 al 0,8 %), los impagos o atrasos (del 6,5 al 5,6 %), necesidad de recurrir a prendas de segunda mano (del 8,6 al 4,7 % y a pasar frío en casa en invierno (del 9,3 al 6,9 %).

Esta evolución positiva supone una ruptura del empeoramiento prácticamente continuado hasta 2018, que se notaba sobre todo en la pobreza energética y en el acceso a vestido y calzado adecuado. Además hay un "fuerte" descenso de los problemas relativos al equipamiento e instalaciones en la vivienda (electrodomésticos básicos, televisión, teléfono).

En coherencia con la mejora de los indicadores, baja el porcentaje de hogares que no cubren los gastos básicos del 5,6 % en 2018 al 4,8 % en 2020 y también descienden las familias que se consideran pobres o muy pobres del 2,7 al 2,1 %.

Los hogares que no pueden afrontar un gasto extraordinario (situado en 900 euros) cae de un 23,1 % al 16,3 % y, en paralelo, la proporción de hogares sin ahorro alcanza su mínimo: el 19,2 % en 2020, es decir 9,3 puntos porcentuales menos que en 2008.

El informe alerta además de algunas "tendencias negativas" como el "ligero" aumento de los embargos de bienes y el incremento de personas que gastan por encima de sus ingresos y que tienen un "riesgo grave endeudamiento" porque no tienen ahorros a los que recurrir.