N una Semana Santa sin éxodo vacacional debido al cierre perimetral y a las restricciones de movilidad, el turismo interior es la mejor o la única alternativa para quienes no quieren pasar las vacaciones en casa. En estos casos son muchas las personas que optan por las casas rurales para conjugar el ocio con el acercamiento a la naturaleza.

Desde que a mediados de marzo se levantó el cierre perimetral de los municipios vascos y se permitió la movilidad entre territorios, las reservas para disfrutar esta semana en agroturismos se dispararon, muchos alojamientos están prácticamente llenos hasta este lunes y con bastantes reservas para la semana de Pascua.

"Estamos completos, llenos de vascos. Nuestros huéspedes son, sobre todo, de Bizkaia, muchos de Bilbao; excepto una habitación, todos de Bizkaia", explicaba ayer jueves Ana Mari, de la casa rural Santa Klara, en Zumaia. Este año los usuarios de los agroturismos de Euskadi son los propios vascos, una limitación impuesta por el cierre de la CAV que se ha visto compensada por la necesidad de expansión y aire libre de los ciudadanos.

Jon, responsable de Ortulane, en Urduliz, tiene la casa rural llena hasta el domingo, aunque "esta semana de Pascua no tendrá nada que ver con las de otros años". Jon, acostumbrado a llenar con clientes de otras autonomías y extranjeros, indicaba que ahora aloja a muchos guipuzcoanos y "está agradecidísimo" de que al menos puedan venir de otros territorios. "Dada la época que vivimos, este paréntesis en la normalidad, se agradece que venga hasta el vecino del caserío de al lado", ironizaba. Añadía que para el próximo verano ya cuenta con alguna reserva, aunque no muchas, y que "a medio plazo el riesgo de cancelaciones es altísimo".

Núcleos familiares

Pero este renacer de la actividad de las casas rurales no ha llegado a todos por igual, ya que hay establecimientos en localidades que se encuentran en zona roja y a los que no se puede acceder y también hay agroturismos preparados para albergar grupos o cuadrillas y que están inactivos. Estos últimos no pueden trabajar por las restricciones en el número de grupos, mientras que los demás también están constreñidos a alojar núcleos familiares.

"El año pasado y hasta hace poco hemos estado cerrados porque el cierre perimetral municipal impedía la movilidad y del propio pueblo no van a venir", señalaba Fernando, de Monte Baserria, en Bolibar. Tras apuntar que estos días tiene el alojamiento lleno de familias con niños y que el trabajo es prácticamente "como en tiempos de normalidad", Fernando reconoce que se trata de una clara mejoría respecto a los meses anteriores, "pero de dos semanas" ya que las incógnitas sobre el futuro no se despejan. "Para verano ya he cogido alguna reserva pero no muchas porque la gente no sabe cómo van estar las cosas", apostillaba.

Maite, que regenta Itxaspe Baserria, en Orio, reconocía que "de momento estamos salvando estos días". "Tenemos huéspedes toda la Semana Santa, todos de Euskadi, claro, y la semana de Pascua no está completa pero ya se está llenando". Maite recordaba que el verano pasado "fue muy bueno" y que "cuando dejaron libre circulación pudimos trabajar con los nacionales, luego se volvió a cerrar y hemos estado muy limitados por el cierre perimetral municipal, que en la práctica supone que los alojamientos no podíamos trabajar, aunque no estuviéramos cerrados. Dejar circular dentro de la comunidad es lo que nos ha permitido poder trabajar de nuevo". "Si no puede venir gente de fuera de Gipuzkoa nosotros casi no tendríamos trabajo, estaríamos abiertos pero casi sin gente", confirmaba la responsable de Santa Klara.

"Con las reservas para el verano el riesgo de que haya cancelaciones es altísimo"

Casa rural Ortulane

"Dejar circular dentro de la comunidad nos ha permitido poder trabajar de nuevo"

Casa rural Itxaspe Baserria