Desde la asociación Bizitu aseguran que la pandemia no solo ha agravado la situación de mujeres que padecen violencia machista, sino que el confinamiento ha hecho que los servicios no puedan prestarse con normalidad. "Hay mujeres que conviven con su agresor y no pueden mantener una conversación telefónica con tranquilidad", afirma Inma Mata, presidenta de la asociación.

Ello ha provocado que vean con más claridad que "es el momento de crear más redes, un acompañamiento más cercano", indica la activista. "Muchas veces el apoyo te hace ver más claramente una situación que no quieres ver, pero no hay que engañarse", añade Begoña, que realiza actividades de todo tipo, como talleres de autodefensa o mindfulness, junto a sus compañeras de Bizitu. El objetivo es que las que han pasado por ello puedan "ser referentes" a la hora de brindar apoyo a mujeres que padecen lo mismo.