Era la jornada señalada para muchos agricultores que día a día cuidan sus explotaciones, haga frío o calor, llueva o nieve. Las calles de Gernika-Lumo les iban a dar cobijo para que fueran los grandes protagonistas del Último Lunes de Octubre, la gran feria por antonomasia de Bizkaia que reúne a decenas de miles de personas en la villa. Sin embargo, y al igual que en otras actividades, el coronavirus ha chafado los planes. Y entre la resignación por la actual situación y la esperanza de que vendrán tiempos mejores, DEIA ha pulsado la opinión de tres exponentes del agro del herrialde: Begoña Lumbreras, del caserío Momoitio de Berango; José Domingo Txabarri, de Txakoli Txabarri de Aranguren-Zalla; y Garikoitz Llanos, de Urikoa Eztia de Amorebieta.

Conocedores de lo atípico de la situación -solo la Guerra Civil consiguió interrumpir la celebración ferial gernikarra, con más de seis siglos de historia a sus espaldas según cuentan algunos historiadores locales-, los tres agricultores apuntan a la "tristeza". Tristeza por no poder estar en una feria "que es un escaparate en el que hay que estar" y en la que se reparten "unos premios muy valorados por los consumidores". Pero este año, "por responsabilidad, no toca", aluden, no sin antes lanzar una interrogante al vuelo que cuestiona el cada vez más complejo devenir de un sector sumido en un mar de dudas. "Cada vez hay menos ferias, cada vez es más difícil vender directamente nuestros productos. ¿Qué vamos a hacer con lo que producimos?", se cuestionan. "¿Qué va a ser de nuestro futuro más cercano?", enfatizan.

La situación, además, se ve empañada por la suspensión de otras citas feriales en numerosas localidades de Bizkaia. Fue el caso de la de Markina-Xemein hace apenas dos semanas, mientras que otra feria importante en el calendario de la comarca de Lea-Artibai, como la de Lekeitio el día de Santo Tomás, también ha sido relegada. Su hermano mayor en Bilbao del 21 de diciembre peligra. Ante ese escenario, muchos productores se cuestionan "qué hacer". A pesar de "entender que garantizar la seguridad de tantos miles de asistentes en las jornadas más importantes es algo muy complejo", sí que aplauden que algunas ferias de menor envergadura o que se celebran cada semana se mantengan, aunque sea bajo una férreas medidas sanitarias.

Y aplauden que algunas administraciones "hagan el esfuerzo por conservar esos puntos de venta", aunque ello suponga un mayor trabajo de organización al tener que cumplir escrupulosamente con requisitos como la separación de mesas -en algunos casos de dos metros; en otros, de hasta cuatro-, controles de accesos para el público, la obligatoriedad del uso de mascarilla y guantes, la imposibilidad de tocar los productos o el balizado del suelo para dibujar recorridos seguros para los compradores. Es el caso de la Gure Lurreko Merkatua, en la capital vizcaina, a la que algunos baserritarras acuden cada quince días "y nos supone un poco de aire fresco, una oportunidad para vender y, al menos, perder lo mínimo posible".

Criterios sanitarios

Por lo pronto, el Ayuntamiento de Gernika-Lumo lanzó el aviso de que hoy no es día para celebrar la feria: "Este año no toca", esgrimen. El propio concejal de Ferias y Mercados, Iñaki Gorroño, aseveró que priman "los criterios sanitarios" y la necesaria adaptación "a la actual situación", en la que "no se dan las condiciones necesarias para la celebración de eventos multitudinarios". Sí se dan, por el contrario en el mercado semanal de los lunes, que hoy mismo abrirá sus puertas con toda la normalidad posible.

El Consistorio recordó que ya cayó del calendario la primera de las jornadas feriales de octubre en la localidad foral -la cita ganadera del Primer Lunes de Octubre-, y que "lamentablemente" sucede lo mismo con el Último Lunes. "Los baserritarras vascos no podrán acudir a la feria del Último Lunes de Octubre de la villa foral con los cestos cargados del inmejorable género de sus huertas, como han venido haciendo hasta ahora todos los años desde tiempo inmemorial", señalan desde la administración local, que ejerce de organizadora. Por ello, llamaron a la responsabilidad ciudadana para que colabore en la no celebración de ningún acto festivo y cumpla "escrupulosamente" con todas las medidas de seguridad porque "este año no toca", enfatizó Gorroño.

Begoña Lumbreras. Momoitio Baserria (Berango)

"El Último Lunes de Octubre es una feria en la que hay que estar"

MUJER de asfalto antes de que se incorporara al caserío de su marido, Begoña Lumbreras​ poco o nada sabía del mundo agrario. "Pero de todo se aprende", responde. Tanto que Momoitio Baserria, en Berango, acumula unos cuanto premios del Último Lunes de Gernika en la categoría de hortalizas. El único secreto "es el trabajo" de Lumbreras y familia, en una explotación con 6.000 metros cuadrados de invernaderos y otros 9.000 al aire libre. Lumbreras conoce al dedillo un buen número de ferias tras varias décadas asistiendo a numerosas citas, de las que destaca que "el Último Lunes Octubre de Gernika es sin ninguna duda, especial". Es por ello que no duda en reconocer que su suspensión le "entristece. Me da pena no estar presente en lo que se ha convertido en una costumbre".

"No es solo no poder vender", agrega Lumbreras, aunque desvela que el paso de los años también ha mutado en cierta manera la feria gernikarra. "Antes venía más gente a comprar, a buscar entre los puestos aquel producto que le gusta. Durante los últimos años, sin embargo, es más un escaparate. Han cambiado las formas: ahora la gente pasa y pasa, pero no compra tanto". Pero asevera sin ambages que "Gernika es una feria en la que hay que estar", no solo por el volumen de gente que mueve, sino también por la calidad que atesora. "Y por los premios que reparte, que son muy importantes".

"La gente le da muchísimo valor al premio de Gernika. Tiene tirón", profundiza. Aunque es un arma de doble filo, ya que los consumidores también buscan ese distintivo de calidad "y hay que hacerlo lo mejor posible para que aquel que se gaste unos euros en un producto nuestro disfrute de la calidad". Hoy, no hay feria y Lumbreras entiende el mensaje lanzado desde el Ayuntamiento, organizador del evento. "Es cierto que cada vez hay menos ferias y nos hemos tenido que buscar alternativas para comercializar nuestros productos, adaptándonos un poco al momento", incide, sobre un futuro que ve "oscuro" para el mundo rural. "Pero, ¿cómo controlas a las miles de personas que van a Gernika? Es muy difícil gestionarlo, muy complicado..." se contesta. Lo que tienen claro en Momoitio Baserria es que "la situación creada por el coronavirus ha venido para quedarse. Vamos a tener que torear con ello", según sentencia. Aún así, reclama a la par un mayor mimo desde las administraciones públicas, que son quienes pueden "remar a nuestro favor. Nosotros trabajamos el campo, ellos pueden idear fórmulas para echarnos una mano", concluye.

José Domingo Txabarri. Txakoli Txabarri

"Gernika es un punto de encuentro que te da una presencia importante"

ARRANCARON en 1995, desde su base en Aranguren, en Zalla. Y poco a poco ha incorporado nuevos suelos para elaborar un txakoli, Txabarri, que va conquistando los paladares de los consumidores. Ejemplo de ello son algunos de los premios que han logrado -Santo Tomás, Último Lunes de Gernika, Montenegro, Bacchus...- por su trabajo en las viñas, como el reciente Concurso de Vinos de Influencia Atlántica, Atlantic, en el que se codearon con los albariños y donde la bodega de Enkarterri se llevó un segundo galardón en categoría de blanco joven con su Txabarri Extra 2019. José Domingo Txabarri, líder de la productora, lo tiene bien claro: "Tenemos que creérnoslo. Tenemos que creernos que hacemos unos txakolis excelentes en Bizkaia y que pueden competir cara a cara con otros vinos del mundo. Es que es así".

Esos txakolis excelentes los llevan cada año a Gernika-Lumo, donde también han logrado algún que otro premio, esas placas con el logotipo de la localidad "que aportan un valor a todo lo que hacemos. A todos nos gusta que nuestro trabajo sea valorado y Gernika te da ese plus", remata. "Cada Último Lunes de Octubre es una tradición: hay que estar en Gernika", aunque en esta edición no será así. "Nos da una tristeza tremenda. Ir allí es reencontrarse con conocidos, dialogar, pasar momentos agradables, estar en el ambiente, conocer cómo está cada uno... Es un día entrañable que, por circunstancias inimaginables hace un año, no podemos hacer. Una pena", enfatiza Txabarri, que no obstante entiende que "la situación no está para bromas y es mejor no correr riesgos".

Recién culminada la vendimia, que Txabarri augura que "va a ser satisfactoria sobre todo en cuanto a la calidad" de la uva, la bodega se pondrá pronto a toda marcha. "En 25 años pocas veces hemos conseguido esta calidad. Todos los factores han sido este año benévolos. Pese a todas las dificultades que hemos pasado, tiene mucha calidad", se reafirma. Así, el futuro lo esboza con "trabajo, trabajo y trabajo".

"Los próximos meses seguiremos cuidando de nuestro txakoli", augura, para que en diciembre desembarque la nueva añada. Y puede ser que el esquema tradicional del consumo -en bares y restaurantes- deba modificarse por otras formas de comercialización del vino, caso de Internet o la venta directa. Lo que los de Aranguren tienen claro, en todo caso, es que hay que hacerse a las nuevas costumbres. "Vamos a llegar al consumidor, sea como sea, y le vamos a ofrecer algo que va a agradecer", incide, mirando con positividad al futuro: "Porque el txakoli, además de calidad, contribuye al propio paisaje de Bizkaia".

Garikoitz Llona. Urikoa Eztia (Amorebieta)

"Ir a Gernika es toda una costumbre, un momento especial de cada año"

SU padre, Valentín, le inculcó el amor por la apicultura, una actividad que cuenta con pocos productores en Bizkaia. Y con sus colmenas diseminadas por diferentes puntos del herrialde, tanto en el interior como en la costa, pero con el epicentro en el barrio Montorre de Amorebieta, Garikoitz Llona continúa con una actividad que le llena. "No es mi trabajo, tengo otro aparte de este. No saco adelante mi modo de vida con la apicultura", afirma. Y ello le ayuda a mantenerse -no sin ciertos problemas, ya que la explotación origina unas costosos gastos, sobre todo en una elaboración de miel que debe de pasar por diferentes filtros antes de que salga al mercado- en un mundo "enormemente complicado" y que año a año se ve sacudido por una cada vez mayor competencia: no hay más que acudir a un mercado...

A pesar de todas las complicaciones que conlleva gestionar sus colmenas y manejar a sus abejas, Llona tiene "muy clara" una cosa. Y es su preferencia "por la calidad por encima de la cantidad. Lo mantenemos desde el primer día. Prefiero tener menos productividad, pero un producto de más calidad". Y esa circunstancia es "inalterable. No lo cambio por nada", espeta. Habitual de la cita gernikarra -y de otras como Santo Tomás- , acumula "no sé ni cuantos premios. Pueden ser en torno a 25", recuerda. "Pero es que Gernika es una costumbre, un momento especial de cada año". Además, la cita le sirve como banco de pruebas, porque salen las primeras mieles "y vas testando un poco las preferencias de los consumidores". Cuestionado sobre las ventas que puede realizar en una jornada así, Llona también habla claro. "Hace algunos años sí que se vendía bien, se vendía más". Pero las costumbres cambian y con ellas las ferias. "La gente pasa por los puestos, sí, pero quienes compran son aquellos que te conocen, que saben de tu trabajo y aprecian tu producto". En todo caso, "el Último Lunes de Octubre es un gran escaparate", ahonda.

A las complicaciones por el covid-19 se suma otra que puede parecer baladí pero no la es. "No podemos dar a probar nuestro producto", asegura un productor que ve un futuro nada halagüeño para el sector primario vasco y al que las administraciones públicas pueden lanzar un salvavidas que al menos consiga mantener la actividad, aunque Llona ve "poca voluntad" por su parte, como en la organización de ferias, que ha decaído en los últimos tiempos por la pandemia. La solución también está en manos de los consumidores. "Debemos ser conscientes de qué es lo que consumimos", apostilla.