Uno de cada cuatro hogares en Euskadi convive con al menos un perro, una tendencia creciente que se ha duplicado en la última década. Cuando llegan las vacaciones de verano y con ellas, los viajes, son muchas las familias que no se plantean esos días de asueto sin la compañía de sus compañeros peludos. No en vano, son un miembro más de la familia, al que se tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones como el ocio o las vacaciones. De hecho, el 80% de ellas hace al menos un viaje al año con sus mascotas. Eligen destinos rurales o de costa, la estancia media es de 5,7 noches y su gasto es de 72,5 euros por cada una de ellas.

La empresa Dog Vivant, que reúne a miles de locales en los que los perros son bienvenidos y a millones de amantes de estos animales, ha elaborado un estudio sobre los hábitos del turismo con perros y la oportunidad que supone para el sector. Según explica, el verdadero boom dog-friendly no se debe únicamente al número de mascotas existentes, sino a una evolución del modelo de tenencia. “Los perros se han convertido en un miembro más de la familia y los vascos invierten de media 56,26 euros mensuales en su cuidado, por encima de la media estatal, que se sitúa en los 55,80 euros”, contextualizan desde la certificación. Este cambio condiciona no solo el día a día de sus dueños, sino también su periodo de vacaciones. Es el motivo por el que cada vez más personas deciden viajar con sus perros.

Según ese estudio, los vascos que conviven con perros viajan con ellos más de tres veces al año, con una frecuencia ligeramente superior a la del resto del Estado. Lo hacen para disfrutar de su compañía; un tercio de ellos asegura que no contempla disfrutar de unos días de vacaciones sin el animal y al 60% le gusta pasar tiempo con él, siempre que las condiciones del viaje lo permitan.

Los destinos rurales son los preferidos por algo más de la mitad de los viajeros perrunos y los rincones de playa o costa son la primera opción para otro 35%. Por el contrario, los destinos urbanos son los menos elegidos por estos viajeros: solo un 9% lo sitúa como primera opción, aunque con el aumento de la oferta dog-friendly en las ciudades existe una tendencia de crecimiento. La duración media de las estancias es de 5,7 noches, muy por encima de la duración media de los viajes de turistas estatales, que según el INE se sitúa en 4,06 noches.

Lo que más valoran a la hora de elegir alojamiento es que el perro pueda dormir en la misma habitación, algo que considera “imprescindible” el 85% de ellos. También valoran que el establecimiento se defina como dog-friendly, tenga zonas verdes cerca y ofrezca información sobre su política de acceso a clientes con perros.

El gasto medio por noche que asumen los turistas vascos con perro es de 72,50 euros, más alto que el gasto del viajero español (58 euros). Según Dog Vivant, el 40% de los alojamientos cobra un suplemento por noche y perro igual o inferior a 10 euros, un plus que a la mayoría de viajeros con perro no le importa abonar por el servicio.

A la hora de planificar el viaje, la mayoría de los turistas con mascotas utilizan Internet como principal fuente de información (webs dog-friendly especializadas, webs de reservas generalistas...), donde prestan especial atención a las recomendaciones y opiniones de otros viajeros. Un aspecto importante teniendo en cuenta que los huéspedes con perro publican y recomiendan los establecimientos por Internet por encima de la media. Y un último dato: los perros y sus dueños son fieles y repiten estancia por encima de la media.

“Un cliente muy agradecido”

El hotel Ercilla es uno de los alojamientos bilbainos que aceptan clientes peludos en Bilbao. “El hotel admite mascotas desde 2005, sobre todo porque vimos la necesidad de cubrir esta demanda de los clientes”, explica José Luis Martínez Caballero, director de Comunicación del establecimiento. Lo hacen sin límite de tamaño, también aceptan más de una mascota en la habitación y disponen de estancias específicas para ellos; ofrecen, además, un pack de regalo para el perro que consta de una bolsa con comida, un comedero y una colchoneta-cuna. La única restricción que establecen es el acceso a las zonas de restaurantes y desayunos. “Son espacios en los que los clientes están comiendo y zonas en las que evitamos que estén las mascotas para no interferir en las rutinas del resto de clientes”, argumenta el responsable de Comunicación.

Se trata de un servicio muy demandado por los clientes; de hecho, prácticamente todos los días cuentan con alguna reserva que viene acompañada de una mascota, “y más ahora en temporada de vacaciones y verano”. Y bien valorado. “El cliente que viene con mascotas es muy agradecido y no deja de felicitarnos por las atenciones recibidas”, destaca Martínez Caballero. Tampoco suelen tener problemas con los demás alojados. “El resto de clientes lo entiende perfectamente. En caso de que se produzca algún incidente es más problema de educación entre humanos que de actitudes de las propias mascotas”, admite.