Iruñea - ¿Cómo se enteró del fallo del Supremo?

-Me llamó el presidente de la Sala (Martínez Arrieta) no solo para comunicármelo, sino para que se acordara de inmediato la detención de los cinco condenados. Me enteré unos minutos antes de que el fallo se comunicara, de forma que se procediera a detenerlos, en caso de que estuvieran en la vía pública como era el caso de alguno de ellos. Se llevaba desde unas horas antes vigilándolos, porque habían acudido al juzgado a firmar y sabíamos que estaban en Sevilla los cinco y los estaban controlando. Estaba en contacto con el jefe de operaciones de la Policía Nacional en Sevilla.

¿Es rutinario proceder así?

-Suele ser la rutina habitual en delitos con unas penas importantes porque el hecho de que te confirmen una pena mínima (9 años) o en caso de que se incrementara, puede llevar a algunas personas a sustraerse a la acción de la Justicia. Son personas que residían cerca de la costa y se barajó la posibilidad de que pudieran huir en algún barco o ferry a África.

¿Esperaba una condena así?

-Por mi parte, sí que la esperaba. El fallo ha aplicado o ha observado exactamente lo mismo que vimos el magistrado Miguel Ángel Abárzuza y yo. Es decir, un delito de agresión sexual, con dos agravantes, robo con intimidación y el delito contra la intimidad que tendrá que volver a juzgarse en la Audiencia.

El fallo habla claramente de intimidación ambiental, ¿cree que también habla de que se use la fuerza?

-El matiz de diferenciar lo que es entrar por la fuerza o lo que es entrar intimidada es muy leve. Una persona que está siendo intimidada está entrando a la fuerza. Otra cosa es que entres por la fuerza porque te agarren del brazo o te tiren del pelo, pero creo que el Supremo no se refiere a eso.

Sí que se refiere a precedentes jurisprudenciales en los que basa su argumentación, ¿considera que el propio Supremo ha ido allanando el camino para esta sentencia con otras que ha dictado recientemente o el camino venía ya marcado?

-Creo que el camino venía ya marcado. Hay sentencias del Supremo de cierta antigüedad y, por cierta antigüedad hablo de 3, 4 o 5 años, en las que dice que la sola presencia de tres o cuatro personas es intimidatoria. Ahora, también hay sentencias recientes del Supremo de este año, como una de Alsasua (el Supremo elevó a agresión un fallo que la Audiencia también vio como agresión, pero que el TSJN había rebajado a abusos), en la que muchos juristas opinan al verla que ya sabían lo que iba a pasar en este caso. Se trata de supuestos en los que ya se habla de intimidación ambiental en un espacio muy reducido (en aquel caso de Alsasua era una agresión de un hombre a una mujer en un baño), y ya se hablaba en un asunto así de una intimidación. En este caso de La Manada tenemos un espacio muy reducido con cinco agresores, con lo cual, por si había alguna duda, sí que el Supremo pudo ir allanando el camino. Pero ya digo que había sentencias anteriores más que suficientes de que la intimidación ambiental estaba servida en este caso.

¿Cree necesario precisar matices en una reforma del Código Penal?

-Hay que tener en cuenta que la sentencia es del Tribunal Supremo y el Tribunal Supremo, como su propio nombre indica, es el Tribunal Supremo. Cada vez que dicen algo lo hacen para que lo oigamos el resto de los tribunales. Ellos dictan doctrina y sientan jurisprudencia. En este caso han fijado parámetros en cuanto a intimidación ambiental, número de personas y espacio reducido que hay que tener en consideración cuando se tengan que aplicar en otros casos.

Desde el principio hasta el final la defensa ha intentado cuestionar si el proceso ha sido justo.

-Yo creo que sí. Ha sido un proceso de lo más mediático. No me corresponde a mí, no sé si a los periodistas, o a los sociólogos, más que a juristas, estudiar la repercusión tan impresionante que ha tenido este procedimiento. Es una situación curiosa. No sé el motivo de semejante atención. Ahora se ha visto que Manadas entre comillas hay bastantes, por toda la geografía, agresiones sexuales en grupo que igual no son en un portal y sí en un descampado. Pero son lo mismo. Y por tanto ocurrían antes y después. Y el Supremo ya había tenido casos así en su jurisprudencia. ¿El motivo? Que fuera en San Fermín... Que fuera el 7 de julio... Y, sobre todo, ha tenido bastante repercusión, no tanto los comentarios de que no sean extranjeros ni menores, sino que supone un plus que haya un guardia civil y un militar. Sobre todo que haya un guardia civil, que se supone que tiene que hacer todo lo contrario de lo que ocurrió en ese portal. Se ha juntado un cúmulo de circunstancias. Todo ello confluye. Y hay que sumar que en un primer momento no se apreciara agresión sexual, sino abuso, y que hubiera un voto particular en el sentido en el que lo hubo. Eso supone más polémica, opiniones, no ya de la opinión pública, sino institucionales y políticas, y eso ha contribuido a que el debate se acreciente incluso fuera de nuestras fronteras.

¿Y cree, en ese sentido, que es una sentencia ejemplar para acotar este tipo de conductas?

-Está claro que todas las penas tienen un efecto represor, el que la hace la paga, y también tienen un efecto preventivo. Es decir, cuidado porque si haces esto mire lo que le ha pasado a este. Eso pasa en todos los delitos. Pero claro aquí las penas son muy graves. Y eso que han salido con un delito continuado y no con cinco delitos lo que hubiera disparado la condena.

¿Cómo cree que sale de mal o de bien parada la Justicia navarra a lo largo de todo este proceso?

-La actuación ha sido dispar porque ha pasado por distintos estamentos. Ha pasado por 17 jueces este asunto. Cinco están en Madrid y los otros 12 en Navarra. De todos, 16 hemos creído siempre a la víctima, en ningún momento hemos pensado que estuviera mintiendo, exagerando o faltando a la verdad de alguna manera. Luego, el matiz de abuso o de agresión, es particular de cada uno. En mi caso lo tenía clarísimo desde el principio que era una agresión sexual y que reunía todos los requisitos. La independencia judicial se ha puesto de manifiesto en este caso. En el TSJN se dividió y hubo votos particulares. No veo mayor relevancia en cuanto a la actuación de la Justicia en Navarra. Se les condenó aquí a 9 años por abusos. Se solía decir: No es abuso, es agresión. Pero hay que tener en cuenta que el delito de agresión lleva aparejado una pena de 6 a 12 años. Hemos puesto penas aquí de 6 años por una agresión sexual. El abuso tiene una horquilla de 4 a 10 años de prisión como pena. Aquí concurrían una serie de agravantes, como el actuar en grupo o el trato vejatorio, que solo son posibles de contemplar en los delitos de agresión sexual, y no en el de abuso. Y, por tanto, eso hace que se agrave mucho la pena. Y también el hecho de que sea un robo, sino que baje Dios y lo vea, porque era una persona totalmente indefensa. Pero ahora juego con ventaja, porque lo digo una vez que el Supremo ha fallado.

¿Se ha sentido molesto por las críticas que han recibido sus jueces?

-En su momento salí en defensa de ese juez y en general de la Sección Segunda porque hubo una serie de críticas de personas que representan a instituciones que me parecieron del todo improcedentes. Que haya críticas de ciudadanos, o de medios, o de políticos, el problema es que se ofenda, que se insulte el respeto a los jueces y a las instituciones, y que eso ha generado amenazas, necesidad de que los jueces lleven escolta durante un tiempo que desconozco si la siguen llevando. Ha generado situaciones que se podían haber evitado, de representantes de instituciones cuyas palabras tienen muchísima repercusión.

¿Tiene la sensación de que una chica de 18 años, además de sufrir semejante barbaridad, ha tenido que pasar un calvario añadido, el que se la ha criminalizado incluso?

-De acuerdo, esta chica ha tenido que pasar un calvario, de declaraciones, de ataques a su intimidad, a su dignidad, incluso con seguimientos, pero me parece una persona con una personalidad acentuada, con los pies en el suelo. Hace una declaración impecable, no exagera en absoluto y lo podía haber hecho, y digo exagerar y no mentir. Lo que ella no recuerda o que cree que no sucedió, lo dice perfectamente. Es una persona con un carácter o una personalidad del que afortunadamente se repondrá de esto dentro de lo que puede reponerse una persona que ha vivido esto.