BILBAO - Medio millar de clientes de Euskaltel, entre ellos muchos vizcainos, constituyen un grupo de afectados tras haber recibido desde dos bufetes de abogados cartas en las que les reclaman el pago de una indemnización por la presunta descarga ilegal de películas y series a través de plataformas P2P. En ambos casos, los abogados aseguran que defienden los intereses de varias productoras, que se encuentran bajo la matriz de Voltage Pictures, una productora con sede en California. Según Igor (nombre ficticio) uno de los afectados, “parece que alguien ha encontrado un nicho para sacar beneficio y se ha valido del visto bueno de la productora para llevar a cabo estas prácticas”.

Los usuarios, que en la mayoría de los casos niegan haber descargado dichos contenidos, recibieron cartas en las que les instaban a realizar un pago de entre 150 y 2.300 euros para no ser denunciados por piratería. Precisamente, esta semana arrancarán en Bilbao los juicios de esta rocambolesca trama en la que también están implicados afectados de Gipuzkoa y Araba. Conocer el número exacto a día de hoy es imposible porque, según corrobora Joseba, que también forma parte del grupo de afectados, “aún hay quien no sabe que existe este colectivo”. Cualquier persona afectada que quiera ponerse en contacto con el colectivo puede dirigirse al correo electrónico defensaeuskaltel@gmail.com. “Cada vez más gente tiene la carta o amigos de amigos la tienen”, asegura Joseba.

La obtención de los datos personales de estos clientes, que ha derivado en una denuncia de Euskaltel contra la productora cinematográfica Venice PI, LLC ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), también ha puesto en pie de guerra al operador vasco. Euskaltel justificó que el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Bilbao le obligó a facilitar a dicha productora los datos de los titulares de las IP que compartieron mediante P2P la película Once upon a time in Venice, a pesar de su “rotunda negativa”. Posteriormente, numerosos usuarios de Euskaltel comenzaron a recibir las cartas pidiéndoles el pago. Sin embargo, la lista de películas es mucho más amplia y alcanza títulos como Bloodfight, Wind river o The titan. En algunos casos, además, el nombre de la productora que realiza las denuncias no varía mucho respecto al nombre del filme.

La primera recepción de cartas de estas características por parte de clientes vascos data al menos de 2017 y derivó en sentencias condenatorias, aunque algunos jueces se han inclinado en casos similares por no aceptar la IP del cliente como única prueba condenatoria, al no ser suficiente para identificar al supuesto infractor. Un hecho al que también se agarran los afectados, que ponen el foco en servicios como WiFi Kalean, en los posibles errores a la hora de identificar las IP de los usuarios o en el acceso a las redes wifi privadas que, en ocasiones, puede darse sin el permiso del titular.

Indefensos y Desamparados Los afectados consideran que la denuncia de la compañía vasca ante la AEPD no es sino “un lavado de cara” o una “medida estética”. Por ello, desde el Colectivo de Afectados de Euskaltel también denuncian la “indefensión que ha habido como respuesta por parte de Euskaltel”, ya que la operadora nunca ha tenido contacto directo con ellos y muy pocas veces ha aceptado la interlocución con su abogado, David Maeztu. Desde el punto de vista de este jurista, experto en copyright, la entrega de datos “contravienen varias sentencias del Tribunal de Justicia de la UE, así como principios y derechos fundamentales”. En ese aspecto basan una parte de su defensa, con el fin de acreditar estas afirmaciones.

En los inicios de esta trama, Igor decidió realizar el pago que le fue requerido, en parte debido a la relativamente baja cuantía exigida, que era de 150 euros. Pese a ello, decidió investigar por su cuenta si era un problema común y encontró en diversos foros de la compañía a muchos más afectados. Por ello, él mismo decidió crear un grupo de WhatsApp, que ha crecido con el paso del tiempo y que ha servido siempre como base a la plataforma. Los afectados aseguran que “hay casos que son extremadamente sangrantes”, pues estas misivas cercanas al chantaje han llegado incluso a octogenarios, cuya primera reacción fue la sorpresa debido a su nula actividad con nuevas tecnologías.

Por ahora, aseguran que la única prueba que tienen en contra de todos ellos, además de la dirección IP, es el testimonio de un ciudadano alemán que asegura haber visualizado estas descargas. Según Joseba, “parece que realizaron una selección aleatoria de direcciones IP, comprobaron quién era su titular y, a partir de ese momento, comenzaron a enviar las cartas”. Un problema al que no le auguran un final cercano, al tiempo de que advierten que “cualquier usuario de Euskaltel podría sufrir este problema en el futuro”.