Bilbao - “Entiendo las reivindicaciones de los profesores y me parecen justas, pero no han pensado en los alumnos de Segundo de Bachillerato que se están jugando entrar en la carrera que quieren estudiar, se pueden cargar todo un curso”, se queja, visiblemente enfadada, Yolanda. Su hija Uxue, de 17 años, acudió ayer a clase en el Colegio Berrio-Otxoa de Santutxu, que acoge a unos 1.600 alumnos de 1 a 18 años, pero “solo hemos tenido clase dos de las seis horas lectivas”. “El resto del tiempo he estado en la biblioteca haciendo deberes y repasando”, asegura, resignada. Madre e hija están preocupadas. “Hay parte del temario que, directamente, no se va a dar y eso coloca a mi hija y a sus compañeros en una situación de desigualdad con los alumnos de otros colegios, porque el examen de selectividad es el mismo para todos”.

“Con los más pequeños da un poco igual que pierdan ocho días de clase, pero los de último curso se juegan entrar en la carrera que quieren. Las notas de corte son cada vez más altas y ahora es una semana, pero en febrero puede ser huelga indefinida. Yo estoy muy enfadada, hay familias que se han planteando apuntar a sus hijos a una academia para dar el temario perdido, como si no pagáramos ya suficiente”, continúa Yolanda. Su hija Uxue quiere estudiar una Ingeniería, “pero con las clases que estamos dando, lo veo difícil”, comenta.

Nerea y María están también en Segundo de Bachillerato y ayer solo tuvieron profesores en dos asignaturas. El resto del tiempo estuvieron deambulando por el centro. “Esta vez, por lo menos, nos han puesto deberes y podemos hacer algo en casa”, comentan.

Raquel, Lucía y Laura están un curso por debajo. “Nos han dado ejercicios para adelantar temario en casa, pero eso es imposible, ese temario lo tiene que impartir un profesor”, lamentan. “Y los globales están a la vuelta de la esquina”, comentan preocupadas. “Aunque los que peor lo tienen son los de segundo, tenemos amigas que están muy nerviosas”. Las chicas tienen pensado acudir a clase hasta el viernes, “pero si vemos que no hacemos nada en clase, la semana que viene no vendremos”. Y todo parece indicar que la previsión se va a cumplir. “En una clase estaban viendo Netflix, en otra había música y la gente estaba bailando... Hemos pasado la mañana de clase en clase”, apuntan.

Miriam González, presidenta de la Federación Católica de Padres de Familia y Padres de Alumnos de Bizkaia (Fecapp), reconoce que los más afectados por la huelga son los alumnos de Bachillerato y aquellos que cambiarán de ciclo el próximo curso. “Estos alumnos no van a dar el temario en las mismas condiciones que el resto de sus compañeros de las ikastolas o de la pública”, lamenta. “En algunos centros se ha planteado algún tipo de ayuda a estos alumnos, se ha preparado un guión para que sigan un temario, pero no todos los centros tienen ese tipo de iniciativas”, apunta la presidenta del Fecapp.

Según Miriam González, la huelga “está teniendo bastantes afecciones, hay colegios que tienen al 100% de los docentes en huelga y otros, el 20 o 30%”. En cuanto a las familias, señala que “la gente está bastante reacia a llevar a los niños al colegio, porque, aunque se han ampliado los servicios mínimos, la gente no cree que sea lo más adecuando en estos momentos por el tema de la seguridad en los centros educativos”. Es el caso de Begoña, que acudió hasta el Colegio Berrio-Otxoa a buscar a sus dos nietos. “Han tenido que venir porque yo no podía quedarme con ellos pero, mientras pueda, no van a venir más días”, explica.

Beatriz y sus nietos, en cambio, seguirán su rutina diaria a pesar de la huelga. “Mi hija y mi yerno trabajan y yo ando delicada, así que van a seguir viniendo a clase aunque haya huelga. Bastante es que vengo a recogerlos. El día que los aitites y amamas hagamos huelga...”, reflexiona la mujer, frente a la decena de abuelos, todos hombres, que esperan en el patio del colegio a sus nietos. “Estamos aquí cuatro gatos, normalmente viene mucha más gente”, reconoce Antonio, que acude a recoger a uno de sus nietos, de 8 años. Lo mismo le ocurre a la familia de Mencía, de 4 años. “Ella va a tener que venir porque los padres trabajan, pero en su clase estaban hoy solo tres de los 18 alumnos”, explicó su abuelo, Marcos.

También asistieron a clase los hijos de Unai, de 4 y 7 años. “Y van a seguir viniendo. Se nota que esta vez han venido muchos menos alumnos que en otras huelgas”, apunta. “Yo me esperaba que vinieran más alumnos. En los días de huelga anteriores no he traído a los niños, pero esta vez sí”, comenta, a su lado Ane Miren, también con dos hijos de 4 y 7 años.

“Un contratiempo” Así arrancó la primera de las ocho jornadas de huelga en los centros educativos de la red concertada vasca. En el centro de Bilbao, en el Colegio Escolapios, la fotografía era similar. Así, las madres que esperaraban a los alumnos confesaban a DEIA que “el problema es para los chavales mayores. Para nosotros puede ser un contratiempo, pero no va a más”, asegura Itziar, madre de una niña que acude a Educación Infantil. Según comenta, la huelga fue secundada por buena parte del profesorado de los más pequeños, pero sin impedir que fueran a clase. “Si hay media docena de andereños, igual solo han venido cuatro. Es más trabajo para ellas, pero nadie nos ha dicho que no traigamos a los críos a clase”, afirma.

Se aproxima el mediodía y hay un goteo de madres, padres, abuelas y abuelos en busca de alumnos. Lo cierto es que se nota que hay menos afluencia que en días previos. La huelga se deja sentir. Mari Carmen y Gloria son dos abuelas que fueron a recoger a sus nietos. Al igual que Itziar, Mari Carmen señala que nadie del profesorado les había informado nada sobre la huelga. “Lo que sabemos es por los periódicos. Nadie nos ha dicho nada. Hemos traído a los críos y no ha habido ningún problema. Lo que pasa es que son muy pequeños -están en Infantil- y no van a perder mucha materia”, señala.

Gloria incide en el hecho de que los más perjudicados son los alumnos mayores. “La huelga, beneficiar, no beneficia a nadie. Tampoco a los profesores. Pero sí es verdad que los más pequeños lo llevan mejor, porque no pierden materia importante”, aseguró esta abuela.

Cristina, madre de dos alumnos, sí cree que los pequeños se verán afectados. De hecho, por la tarde tenía pensado no llevar a su hijo a clase para hacer algo por su cuenta. “Es verdad que a estas edades no es lo mismo que si estuvieran en Bachillerato y con la selectividad como espada de Damocles, pero también pierden una materia que luego es complicado recuperar. Por eso, para venir y no dar materia, a ver si en casa podemos adelantar algo”, señaló.

Silvia tiene un hijo de 3 años que también fue a clase. “Imagino que sí se habrá notado la huelga, pero en aulas superiores. Los más pequeños han mantenido su ritmo”. Otra madre, que prefiere ocultar su nombre, se mostró muy optimista. “Según nos ha dicho algunas profesoras, esperan que esta semana se arregle todo. No pueden estar más tiempo así. Soy optimista y espero que no se llegue a la huelga indefinida”.