pasaia - Los once vecinos del número 48 de la calle Azkuene, en el distrito pasaitarra de Trintxerpe, pudieron volver a sus viviendas a primera hora de la mañana de ayer, después de que los técnicos municipales confirmaran que no existía peligro para ello tras el deslizamiento de tierras ocurrido la noche del domingo, que obligó al desalojo del bloque.

Según explicó la concejala de Urbanismo del Consistorio pasaitarra, Nahikari Otermin, los arquitectos municipales llegaron al punto en el que tuvo lugar el desplazamiento de tierras en torno a las 9.00 horas de la mañana. Tras inspeccionar el terreno, comunicaron a los vecinos, propietarios del mismo, qué tipo de intervenciones deben de realizar con el objeto de proteger el talud.

Otermin reconoció que el susto fue “grande” cuando cerca de las 20.00 horas del domingo la tierra cayó sobre la parte trasera del inmueble. De inmediato, agentes de la Guardia Municipal y Bomberos se personaron en Azkuene para valorar la situación, optando por el desalojo como medida de precaución a la espera de realizar una inspección más en profundidad.

Dos de las familias que residen en el bloque de cuatro plantas fueron realojadas por el Consistorio, mientras que las restantes pasaron la noche con familiares o amigos.

Las fuertes lluvias de las últimas jornadas desestabilizaron el terreno del talud situado tras la vivienda, de tal forma que el murete que lo sustenta se vio rebasado y las filtraciones de agua hicieron que no aguantara la presión.

Tras comprobar que “no hay riesgo para la casa”, los representantes municipales procedieron a informar a los vecinos de las obras que deben realizar para evitar futuros episodios similares. Después de dar cuenta de las pautas a seguir, corresponde a los vecinos el encargo del proyecto de obras, garantizar su ejecución y el abono de las mismas. También deberán proceder a retirar el material caído.

El Ayuntamiento, explicó Otermin, “revisará” el proyecto que presenten los vecinos, con el objeto de avalar que cumple con las premisas propuestas y vigilará que se adoptan las medidas necesarias para evitar futuros deslizamientos.

“Es lo que tiene nuestro pueblo, cuando llueve mucho todos miramos al monte”, reconocía Otermin, que recordó que también en años anteriores el agua ha provocado diversos desprendimientos de terreno en distintos puntos de Pasaia.

normalidad A media mañana de ayer la normalidad era casi total en la calle Azkuene. Una vecina que volvía a su casa con su familia, tras pasar la noche fuera, señalaba que tras “el pequeño susto” de la víspera se encontraban tranquilos y en casa. “Nos han explicado que si hacemos los que nos han pedido no habrá mayores problemas”, añadía esta joven.

Oro vecino expresó su malestar porque, a su entender, se había creado una situación de alarma que no correspondía con la realidad. “Ha caído un poco de tierra y hierba y unas pocas piedras, nada más”.

Por contra, una persona que paseaba por la calle aseguró que en la zona, situada en las faldas del monte Ulia, son frecuentes los desprendimientos de tierra de mayor o menor envergadura “cuando llueve mucho, y estos días ha caído agua sin parar”.