Barcelona. Un niño de tres años murió ayer mientras se bañaba en la piscina municipal de Can Dragó, en el distrito de Nou Barris de Barcelona, según informaron fuentes del Ayuntamiento de la ciudad condal. El niño, de un campamento de verano organizado por una entidad social del Raval, estaba participando en una actividad lúdica y falleció tras sentirse indispuesto mientras se estaba bañando, sobre las dos del mediodía. Es el tercer caso de estas características después del niño de 5 años muerto en un parque acuático en Almería el día 8, y la niña de 11 años ahogada en una piscina en Alicante el día 5.

El menor, que estaba con los monitores del campamento, fue atendido en un primer momento por el socorrista de la piscina y un enfermero de la instalación, que le practicaron la primera reanimación. El Sistema de Emergencias Médicas (SEM) recibió el aviso a las 14.31 horas y trasladó a dos ambulancias y un vehículo de mando, que trataron de reanimar al menor durante más de una hora.

Finalmente optaron por trasladarlo en estado muy crítico al hospital de la Vall d'Hebron, donde murió poco después, informaron fuentes hospitalarias. Los Mossos d'Esquadra han abierto una investigación para esclarecer las causas del suceso, mientras que desde el Ayuntamiento de Barcelona han activado el protocolo de atención psicológica que ofrece el servicio de urgencias y emergencias sociales para atender a los otros niños y a sus monitores.

El 3 de julio de 1998 ya murió ahogado en esta piscina otro menor de cinco años cuando jugaba con sus compañeros en una actividad extraescolar de la guardería El Timbal. Un bañista, que vio al menor flotando en una zona de la piscina que tiene una profundidad de unos 90 centímetros, avisó al socorrista y, tras sacarlo del agua, llamó a los servicios de emergencias del 061.

Intentaron reanimar al menor y al no conseguir que reaccionara lo trasladaron al hospital de la Vall d'Hebron, donde ingresó en coma y murió. Este menor sufría una distrofia muscular cardíaca y unos niveles de colesterol anormales que le pudieron provocar una parada del corazón y provocarle la muerte, según reveló el informe toxicológico elaborado a petición de la juez que instruyó el caso.

Según este informe, tenía el corazón más grande de lo normal, una anomalía asociada a paradas cardíacas, que podría explicar la pérdida de conocimiento del niño y su posterior ahogo. La directora de la guardería fue condenada a un año y medio de prisión por su imprudencia en la muerte del alumno.

La familia de niño fallecido, que acudió a las piscinas en un grupo de trece niños de 4 a 10 años, recibió extraprocesalmente una indemnización de 150.000 euros