Eslabones de la Historia
Los asistentes a la gala vivieron con emoción y sentimiento los testimonios de los premiados
UnA clase magistral, de esas que no se aprenden de memoria sino de las que enseñan desde el alma; una demostración real de que las soberanas raíces del Pueblo Vasco siguen creciendo vigorosas e inquebrantables como los eslabones que protegen a la Historia de los ejercicios de desmemoria disculpados por los enemigos de las luces. Estas lecciones sobre Educación en Valores y sobre Matemáticas de la Pasión fueron ayer impartidas con emoción, con mucha emoción, por media docena de totems de carne y hueso que han enseñoreado por todo el mundo el nombre de la tierra a la que aman. El Teatro Arriaga recuperó su papel pedagógico y la Fundación Sabino Arana, con su presidente Juan María Atutxa y su directora Irune Zuluaga a la cabeza, ejercieron de maestros de ceremonia en una gala que despertó conciencias en forma de sentidas lágrimas, efusivos abrazos e incansables aplausos.
Los profesores de este curso encandilaron a un público entregado con decisión al viejo e inacabado sueño de construir país. Allí estaban, receptivos a la sabiduría epistolar del revolucionario Frank Gehry, su esposa Bertha y su hijo Alejandro; pero también la cabeza serena de Juan Ignacio Vidarte y la mirada incondicional del diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, quien compartió apuntes con varios de los asistentes a la entrega de premios presentada por la centelleante estrella Anne Igartiburu a quien pudo atender desde las primeras filas del patio de butacas, entre otros, Carlos Ruiz, responsable del Área Social de Kutxa y Alfonso Unceta, decano de la facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV-EHU. Cerca de ellos esperaban intranquilos por subir al escenario Iván Vázquez y Ana Álvarez, dos jóvenes empleados de Gureak y dos ejemplos de la naturalidad y del corazón que bombea, año tras año y generación tras generación, savia al tronco de la ilusión y la sensibilidad.
Algo más atrás en el abarrotado coliseo bilbaino, la familia de la tres veces grande comprendía el significado de la superación. Su padre Javier Berasategi y su madre, Luisa Luna, junto a su otra hija Marta, remataban con una salva de palmas las palabras de agradecimiento de la txikia baina gogorraVirginiaque logró emocionar a más de uno en plateas, palcos y anfiteatros. Jon Ortuzar, director del Palacio Euskalduna, que sabe de llenazos y de ceremonias y de éxitos reconoció de un vistazo el espacio vestido por un telón de respeto y orgullo.
Las ovaciones, acalladas por los sorprendentes ritmos fusionados a capella del grupo Demodé Quartet (compuesto por Mikel de la Fuente, Joli Pacualena, Iker Huitzi y Mikel Espinal) no aflojaron en ningún momento; ni antes ni después de la vigesimosegunda edición de estos galardones. Y es que, en los minutos de víspera, el condecorado alcalde de la villa Iñaki Azkuna, repartía felicitaciones y compromisos con varios de los premiados; Inaxio Oliveri asentía a la entregada conversación con Juan Ignacio Pérez; y Josune Ariztondo apuraba sus bienvenidas y enhorabuenas antes de pisar la moqueta del Arriaga.
Y como ella, casi todos los presentes en el acto que se reencontraban después de muchas lunas; tal fue el caso de Begoña Arregi, esposa del lehendakari Juan José Ibarretxe, quien compartió aspaldikos con los exconsejeros Miren Azkarate, Gabriel Inclán y Javier Balza o con el presidente de BBK Mario Fernández. Y después de la función, con el cigarrillo ya apurado, Isidro Elezgarai, apoderado de las Relaciones Externas de Caja Laboral, transmitía sus parabienes a los distinguidos con el premio en compañía de Ángela Sanz y la matrona de los fogones del Yandiola Saray Rueda.
Y allí, en el mayúsculo y noble hall del Teatro Arriaga, distribuyeron saludos otros de los asistentes a esta laureada fiesta como Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar, presidente del EBB y del BBB del PNV, respectivamente; Víctor de Urrutia Vallejo, vicepresidente de Iberdrola; el lehendakari José Antonio Ardanza; Pedro Barreiro, gerente del Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia; Iñigo Camino, director de DEIA; el reportero Joserra Plaza y otros premiados en anteriores ocasiones por la Fundación Sabino Arana.
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