Continúan los movimientos tectónicos en la derecha española con el incesante proceso de desintegración de Ciudadanos y el refuerzo de la nueva entente a dos bandas entre el PP y Vox. Dos acontecimientos ocurridos ayer martes a lo largo de la geografía del Estado español ahondaron en esa línea. Por un lado, el pacto entre los popularesy, por otra parte, la retirada del apoyo del PP a C’s en la Alcaldía de Granada.

Así las cosas, Pablo Casado, después de sus incontables bandazos ideológicos, parece que se inclina definitivamente por fiar su suerte a acuerdos con los de Santiago Abascal, confiando que estos le apoyen en el futuro para llegar a La Moncloa en el hipotético caso de que les den los números tras unas elecciones generales. Mientras tanto, Ciudadanos no es capaz de frenar su pérdida de peso en todos los ámbitos e instituciones, a pesar de los esfuerzos de Inés Arrimadas por reanimar a un partido a la deriva y sin apenas pulso.

Prueba de ello es que en la nueva Asamblea de Madrid, constituida ayer martes, no hay ni un solo representante del partido naranja, que no alcanzó la barrera del 5% el pasado 4-M y perdió sus 26 diputado autonómicos. Ahora, el poder en la región se lo reparten entre el PP y Vox, como se evidenció en la constitución de la Mesa de la Cámara, en la que ambas formaciones alcanzaron un pacto para elegir como presidenta a la popular Eugenia Carballedo, a cambio de una vicepresidencia segunda para la formación ultra.

Este acuerdo incluye asimismo un compromiso para reformar el Estatuto madrileño y reducir a futuro el número de parlamentarios que componen la Asamblea, que pasaría de 136 a 69. En cuanto a la votación, tanto el bloque de la derecha (PP y Vox) como el de izquierda (PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos) establecieron estrategias conjuntas que llevaron a que la derecha controle sin problemas el órgano de Gobierno de la institución, en el que sumará seis de sus ocho representantes.

Así, en una votación secreta en urna, y más allá de la presidencia de la Asamblea, el PP logró la vicepresidencia primera, que ostentará Jorge Rodrigo, mientras que Vox se hizo con la segunda para su diputado Ignacio Arias. Ambos ya tuvieron representación en este órgano durante la pasada legislatura.

tensión en granada

El otro punto de atención en la jornada de ayer martes en cuanto a los movimientos en el tablero de la derecha estuvo en el Ayuntamiento de Granada, en el que la tensión ha ido elevándose en los últimos días y la situación se torna insostenible para el alcalde de Ciudadanos por la pérdida del apoyo de los concejales del PP.

Estos seis representantes populares formalizaron ayer martes la renuncia a todas sus competencias y su salida del Gobierno local, que conformaban hasta ahora junto a Ciudadanos, tras la negativa del actual alcalde de la formación naranja, Luis Salvador, a dimitir para favorecer la alternancia en la Alcaldía lo que resta de mandato, como quería el PP.

Los populares buscaban desbancar a Salvador con este movimiento, en el que han arrastrado consigo a dos de los concejales de Ciudadanos, que también han dejado el equipo de Gobierno de la capital granadina para forzar la dimisión de Salvador. Pero sorprendentemente, el alcalde ha optado por no presentar su renuncia y mantenerse en el cargo.

Por su parte, el portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Edmundo Bal, entiende que se trata de una maniobra del PP para seguir engullendo a los naranjas a nivel estatal y acusó a los populares de volver a hacer uso de “tránsfugas”.

En cualquier caso, no parece que el embrollo en la capital granadina vaya a tener repercusión en el Ejecutivo andaluz de Juanma Moreno, sostenido por Ciudadanos. Tanto populares como naranjas entienden que lo de Granada es una cuestión local no extrapolable al gabinete autonómico.