El tercer aniversario del referéndum de independencia en Catalunya se celebró ayer en un contexto atípico, con el president Torra recién inhabilitado, en un contexto preelectoral, y con un sucesor en funciones, el vicepresident Pere Aragonès, de ERC, manteniendo el equilibrio entre dos posiciones. Por un lado, en una jornada que suele estar marcada por la unidad soberanista, Aragonès anunció que ha llamado al expresident Carles Puigdemont para ofrecerle colaboración entre JxCat y ERC y apostó por reeditar su unidad tras los comicios sumando incluso a la CUP; y, por otro lado, al mismo tiempo, dejó la puerta abierta a posiciones pragmáticas en el Congreso de los Diputados al insinuar que el indulto a varios presos del procés podría facilitar el aval de su partido a las Cuentas. Torra, por su parte, lanzó algún titular para exigir al Gobierno español del PSOE y Unidas Podemos que pida perdón en nombre del Estado por las cargas policiales del 1-O, durante el mandato del PP de Rajoy. En paralelo, la carrera de las elecciones catalanas que se prevén para febrero comienza a registrar movimientos bajo la superficie, y Laura Borràs dice en una entrevista con Huffington Post que tiene intención de presentarse a las primarias de JxCat. Por parte de ERC, suena el propio Aragonès.Los focos se centraron ayer en Aragonès, que tendrá en los próximos meses un margen limitado, no podrá aprobar Presupuestos, solo podrá aprobar decretos de urgencia y no leyes si los necesita para gestionar la pandemia, y tendrá que coordinarse con JxCat. Tampoco pronunciará un discurso de fin de año. Ayer anunció que ha llamado a Puigdemont para ofrecer “colaboración” ante estos próximos cuatro meses de interinidad. En declaraciones a Rac1, defendió que ambos partidos no se pueden permitir “una nueva discusión interna”, sino que deben “intentar ponerse de acuerdo lo máximo posible”. Con la mirada puesta en la próxima legislatura, dijo que “el Govern de ahora debería volver a repetirse y sumando todos los apoyos independentistas” que pueda, incluida la CUP. “Me gustaría que la CUP se implicara en la gobernabilidad”, llegó a decir, para defender “un Govern independentista, con visión amplia, que defienda el derecho a la autodeterminación y la amnistía, y cuanta más gente podamos sumar, mejor, pero es evidente que con el PSC esto es imposible”.

También se mostró duro con el Gobierno español en lo que concierne a la mesa de diálogo sobre el conflicto político, al asegurar que no piensa volver a llamar para desencallar una reunión, que él se encuentra en funciones y que Madrid sabe que las demandas pasan por un referéndum de autodeterminación y amnistía.

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Sin embargo, al mismo tiempo, fue muy ambiguo sobre los Presupuestos y los indultos. Sobre la hipótesis de un indulto a los presos, dijo que no se opondrá a ninguna medida que permita “aligerar su situación”, pero aclaró al Gobierno español de que eso no debe entenderse como un “intercambio” para las Cuentas. Dijo que negociará en virtud del contenido de las Cuentas, pero no ocultó que, si Madrid avanza en el fin de la judicialización, puede ayudar. “Negociaremos los Presupuestos en función de cuál sea el contenido y, en paralelo, seguiremos trabajando para que se activen medidas para la libertad de los presos, el retorno de los exiliados y comenzar a resolver el conflicto. No es que una cosa dependa de la otra”, dijo.

En una jornada sin acto institucional por la inhabilitación y centrada en actos de los partidos, Torra instó al PSOE y Unidas Podemos a “pedir perdón” en nombre del Estado por las cargas del referéndum. Dijo que, aunque ya no gobierne el PP, nada ha cambiado en relación a Catalunya.