El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llamó ayer al PP a la unidad para la salida de la crisis sanitaria y económica una vez terminado el estado de alarma que hoy cumple 100 días desde su declaración el 14 de marzo. El presidente español recoge así el guante de los populares que durante la semana se han abierto a alcanzar acuerdos en materia económica tras unas semanas de discurso muy duro contra el gobierno de coalición.En un mensaje institucional desde La Moncloa con motivo del fin del estado de alarma a partir de hoy, el jefe del Ejecutivo español agradeció la colaboración de los españoles estos últimos tres meses para "salvar miles de de vidas", pero advirtió de que no se puede bajar la guardia porque "el virus puede volver y puede sacudirnos de nuevo en una segunda ola". Por eso, exhortó a cumplir las normas de seguridad individuales y colectivas para evitar el contagio.

Sánchez escenificó el inicio de una nueva etapa tras cien días de contención y mitigación del coronavirus en los que se ha pasado de un primer momento de saturación y colapso del sistema sanitario y unas tasas muy elevadas de contagio y fallecidos a una situación saneada en los hospitales y manteniendo a raya los nuevos contagios. El presidente español cree que los partidos deben dejar a un lado la crispación que ha caracterizado la vida política y parlamentaria en los últimos tres meses y medio. "Gastamos demasiadas energía en crear diferencias, divisiones, confrontación entre nosotros", señaló.

Superado el primer golpe de la pandemia, Sánchez pone la brújula en la reconstrucción económica y busca sumar aliados políticos a los que ya cuenta con los partidos que le apoyaron en la investidura -entre ellos el PNV- y que con un apoyo expreso o con la abstención le han permitido sacar adelante en el Congreso las seis prórrogas del estado de alarma que daba cobertura al confinamiento y la desescalada. A ellos se ha unido en las últimas semanas Ciudadanos, que ha virado su posición refractaria hacia Sánchez y le ha apoyado de manera determinante en las votaciones decisivas en el parlamento español.

El PP se ha desmarcado del Gobierno español y cada semana ha endurecido su discurso contra Sánchez, elevando la crispación política y dejando escenas de bronca poco edificantes en medio del azote de la pandemia y del confinamiento. En algunos casos ha contado con la participación del vicepresidente de Asuntos Sociales, Pablo Iglesias, entrando sin remilgos en la bronca. El partido de Pablo Casado se ha alineado con Vox en su oposición a Sánchez, que tampoco ha contado con el apoyo de Junts per Catalunya.

Sánchez se mostró ayer renuente a aceptar como algo natural el hecho de que el Parlamento se convierta en un lugar "generador de odio" cuando debería ser un espacio donde poder "hablar con claridad" en lugar de un "ruedo" en el que pelear. A su juicio, no se trata de renunciar a defender con pasión las ideas legítimas de cada uno, sino de desterrar "la falta de respeto, el insulto, el acoso, la amenaza y la provocación".

Para poner fin a esa dinámica parlamentaria y política de las últimas semanas, Sánchez invitó a los partidos a tener presente que en el horizonte "acechan otros enemigos como el paro y la pobreza" y frente a ellos apostó por la unidad y la cooperación. "La unidad puede y debe salvar empresas, empleos. No tengamos miedo a avanzar unidos", aseveró. Avanzó que quiere ponerse manos a la obra de forma inmediata. "Ahora toca la reconstrucción, tiene que ser lo más rápida posible, pero no consiste en restaurar un edificio para volverlo a su estado anterior, sino en remozar el edificio de nuestra economía", precisó .

A este respecto, señaló que los pilares sobre los que se asentará la renovación económica serán el cambio del modelo energético orientándolo hacia la descarbonización, la digitalización, la formación y la ciencia, y sobre los que se sustentan los recientes planes presentados para la automoción y el turismo, dos de los sectores que más se han visto afectados por la actual crisis.