bilbao - Pedro Sánchez hace equilibrios para, por un lado, avanzar en el diálogo sobre el conflicto político en Catalunya y, por otro, no molestar en exceso a sus dirigentes territoriales de interior, mayormente a los barones de Aragón, Castilla-La Mancha y Extremadura. De esta forma, en el Comité Federal del PSOE celebrado ayer en Ferraz, el líder socialista defendió la búsqueda de soluciones "compartidas y viables" para resolver el conflicto catalán, pero garantizó que "no se mirará al separatismo en detrimento de otros territorios". Asimismo, abogó por que un futuro acuerdo para Catalunya tenga el mismo consenso que tuvo el Estatut de 1979, que recibió casi un 90% de apoyo ciudadano.

En la misma línea, Sánchez se comprometió en su breve intervención en el cónclave a que la superación del conflicto político catalán no sea "en perjuicio" del resto de las autonomías, y defendió un proceso de diálogo basado en tres principios: soluciones viables, fortalecimiento de la estabilidad en el Estado y Catalunya para que el diálogo sea fructífero y duradero, y confianza entre los interlocutores.

El Comité Federal se reunía por primera vez desde la reelección de Pedro Sánchez al frente del Gobierno y, en contraste con la desunión que se vivió en cónclaves anteriores, trasladó una imagen de unidad sobre las negociaciones con los soberanistas catalanes y, en concreto, sobre la mesa de gobiernos que este mes deberá reunirse por primera vez, y que liderarán el propio Sánchez y Quim Torra. Por todo ello, el líder socialista valoró muy positivamente el debate "sosegado" en una jornada en la que hubo 22 intervenciones y un "consenso" en todos los asuntos abordados. El secretario general destacó también el "equilibrio" alcanzado tras el 10-N gracias al Ejecutivo de coalición y señaló que este "nuevo tiempo" exige "trabajo y responsabilidad".

Así las cosas, todos los dirigentes territoriales acudieron al Comité con el propósito de respaldar al Gobierno en la negociación con Catalunya y la práctica totalidad de las intervenciones fueron en esa línea, si bien el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, uno de los más polémicos con las decisiones últimas del Ejecutivo, insistió en que el diálogo debe situarse en el marco constitucional. "La Constitución permite hablar de mucho pero también limita hablar de algunas cosas", señaló el dirigente territorial en declaraciones a los medios.

Otro de los barones más polémicos con las decisiones de Sánchez, el presidente aragonés, Javier Lambán, recordó al término de la jornada que no admitirá "ningún tipo de política de apaciguamiento" y que, por ende, no consentirá privilegios económicos a Catalunya. Y en lo referente a las negociaciones con la Generalitat, insistió en que no conoce a "ningún presidente" de comunidad autónoma que vaya a aceptar "de buen grado" que se prime económicamente "a los que han sido mucho más desleales con el Estado".

estatut de 1979 Por último, el presidente del Gobierno puso como ejemplo a seguir el Estatut de 1979, que obtuvo el respaldo de casi el 90% de los catalanes. "Queremos y necesitamos un acuerdo tan amplio como el que alumbró el primer autogobierno de Catalunya al amparo de la Constitución española", argumentó.