BILBAO. Pedro Sánchez inicia el sprint final del proceso de investidura convencido de que tendrá en las urnas un respaldo más amplio del que tuvo en las anteriores elecciones generales si finalmente la negociación vuelve a fracasar y la falta de acuerdo conduce a una repetición electoral el próximo 10 de noviembre. A tres semanas de que finalice el plazo legal para cerrar un acuerdo de investidura que evitaría volver a las urnas, el líder del PSOE y presidente del Gobierno español en funciones pone las cartas sobre la mesa y deja bien claro que su todo o nada a Pablo Iglesias responde a su fe en la victoria electoral.

“Estoy convencido de que los progresistas de este país van a apostar con mayor contundencia por el PSOE. Porque no solamente van a apostar por un programa progresista sino que van a querer cuatro años de estabilidad”. En estos términos se expresa Sánchez en una extensa entrevista publicada ayer por el diario El País y en la que no deja entrever ningún temor a los comicios de noviembre, convencido de que el electorado de izquierdas premiará en las urnas su estrategia y por tanto rascará votos del granero de Podemos. Elude referirse al hartazgo de la ciudadanía por la permanente situación de bloqueo político en los últimos meses y a las consecuencias que esto podría tener en forma de desmovilización. En estos casos, la abstención siempre ha impactado más sobre la izquierda que sobre la derecha.

La negativa de Sánchez a conformar un gobierno de coalición mantiene encallada las conversaciones para la investidura. El líder socialista insiste en lo que denomina una “tercera vía”, es decir, la negociación de un programa con Unidas Podemos, para evitar nuevas elecciones. La formación morada, por contra, porfía por un gobierno de coalición en el que en ningún caso Iglesias estaría sentado en el consejo de ministros, pero sí contarían con una vicepresidencia social y tres ministerios: Sanidad, Vivienda e Igualdad, más las políticas activas de empleo. Sánchez no quiere ni oír hablar de esa fórmula ya que, a su juicio, sería más “una coalición de gobiernos que un gobierno de coalición”. También reconoce que la “desconfianza” mutua es insalvable, al menos para poder cohabitar en un mismo ejecutivo.

Sin embargo, esa desconfianza es lo suficientemente grande como para impedir, a juicio de Sánchez, un acuerdo programático “progresista”. En ese caso Podemos sería el guardián del cumplimiento de lo acordado y, en caso de que no fuera así, tendría la llave de la gobernabilidad del Gobierno de Sánchez, dándole la espalda en la aprobación de leyes en el Congreso, empezando por los presupuestos.

Tras un mes de agosto de numerosas reuniones con colectivos sociales, Sánchez ha elaborado un programa de gobierno que presentará mañana en público y que ofrecerá a los partidos políticos. Este miércoles a PNV y PRC -el partido del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. No será hasta la siguiente semana, la del 9 de septiembre, cuando pueda tener lugar un encuentro entre Sánchez e Iglesias, lo que limita aún más el margen que los socialistas conceden a la negociación con el que aún denominan su “socio preferente”.

En el calendario parlamentario será clave la semana del 16 por si hubiera ronda de consultas del rey, y consecuentemente, otro debate de investidura y para entonces ya deberá estar cerrado el acuerdo de investidura. Si tal hipótesis no ocurre, se disolverían las Cortes y habría elecciones el 10 de noviembre. “Si la investidura sólo puede ser entre el 17 y el 20 de septiembre, una de dos: quiere elecciones y no busca acuerdos o pretende negociarlo todo en el último minuto””, ha escrito Pablo Iglesias este fin de semana en tuit.

Podemos insiste en que todavía hay tiempo para negociar un Gobierno de coalición con el PSOE y considera incomprensible que los socialistas prefieran ir unas nuevas elecciones. “Aún estamos a tiempo de sentarnos a negociar un Gobierno de coalición progresista, que es lo que la mayoría desea”, publicó ayer en un mensaje de Twitter la formación morada. “No podemos entender que el PSOE prefiera llevarnos de nuevo a elecciones para regocijo de la derecha y la extrema derecha”, subraya.

Programa de gobierno

El partido encabezado por Iglesias destaca que los gobiernos de coalición son “casi la norma y no la excepción” tanto en Europa como en España: según los datos de la formación morada, 20 de 28 ejecutivos europeos y 13 de los 17 autonómicos del Estado español lo son.

A Podemos, como al resto de posibles socios de investidura, Sánchez les entregará un documento ya elaborado con 300 medidas que incluyen algunas de las promesas electorales de Podemos y de las propuestas que los morados hicieron en su última oferta de agosto, que rebajaba ciertos compromisos electorales en aras de favorecer el acuerdo con el PSOE.

En la dirección socialista creen que esta oferta estará “muy en sintonía” con las políticas planteadas por Unidas Podemos, por lo que a esta formación le será “muy difícil” rechazarla. La propuesta incluye iniciativas para una “mayor justicia social, fiscal y ecológica” y sitúa “la emergencia climática y la transición ecológica de la economía como uno de los capítulos de prioridad”. Otros ejes del programa serán el sostenimiento de las pensiones y la creación de empleo digno; la reconstrucción el estado de bienestar y la lucha contra la desigualdad, incluida la que sufren las mujeres; la convivencia territorial mediante el fortalecimiento del Estado autonómico y la participación de España en Europa.