PARÍS. Urrutikoetxea, que había salido a primera hora de la mañana de la prisión de Bonneville donde pasó la primera noche tras su captura el jueves en Sallanches, una localidad de los Alpes franceses, compareció por la tarde ante la Fiscalía de París.

Una comparecencia para notificarle formalmente la orden de detención que emitió cuando el Tribunal Correccional de París lo condenó en rebeldía, el 1 de junio de 2017, por su papel en el aparato político de la organización terrorista entre 2011 y 2013.

A continuación fue presentado ante el llamado juez de las libertades y de la detención, que decretó su ingreso en prisión.

Una fuente judicial señaló que se ha optado por la Santé, el único centro penitenciario dentro de la ciudad de París, que reabrió a comienzos de 2019 tras cuatro años de obras para adaptarlo y convertirlo en uno de los de mayor seguridad.

Josu Ternera tiene ahora una decena de días para decidir si se opone a la pena que se dictó en su ausencia y, en ese caso, se volvería a celebrar el juicio.

Iratxe Sorzábal y David Pla, los otros dos miembros de ETA que estuvieron con él en Oslo desde finales de 2011 intentando -sin éxito- abrir una negociación con el Gobierno español hasta que Noruega los expulsó a los tres a comienzos de 2013, han sido juzgados recientemente.

Sorzábal y Pla fueron arrestados en septiembre de 2015 en Iparralde y el Tribunal Correccional de París los sentenció en febrero pasado a siete años a la primera y a cinco años al segundo, que desde abril ya está en libertad, bajo control judicial por una euroorden española en su contra.

Más allá de la pena en Francia, Urrutikoetxea tiene en España cuatro causas abiertas que ahora son susceptibles de dar lugar a euroórdenes y a su entrega temporal para, por ejemplo, determinar sus responsabilidades en el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en 1987 en el que hubo once muertos.

La captura de Urrutikoetxea dio lugar a una reacción este viernes del presidente francés, Emmanuel Macron, que al ser preguntado sobre un eventual cambio de política de su Gobierno hacia los presos etarras descartó cualquier amnistía y dijo que continuará el acercamiento selectivo a cárceles próximas a Euskadi

Macron, quien realizaba una visita a Biarritz, recordó que, si bien fue este histórico de la organización terrorista el que puso su voz para el anuncio de la disolución de la banda en mayo de 2018, "cometió crímenes graves" y ha sido condenado.

"La reconciliación política no equivale a la amnistía", subrayó el jefe del Estado francés, que, sin querer entrar a comentar casos particulares, indicó que los etarras arrepentidos, según sus responsabilidades, deben purgar sus penas o reanudar una vida normal, y que hay que "saber escuchar a las familias de las víctimas".

Urrutikoetxea, que en sus diecisiete años de clandestinidad había escapado varias veces por poco al cerco policial, fue capturado en una operación conjunta de los servicios de inteligencia de la Policía francesa y de la Guardia Civil, cuando llegaba al hospital de Sallanches, donde tenía una cita médica.

Los últimos tiempos había estado viviendo a unos kilómetros de allí, en un refugio de montaña del macizo del Mont Blanc que se encuentra junto al pueblo de Saint Nicolas de Véroce.

Antes de la sentencia de ocho años que recibió en 2017, Josu Ternera había sido condenado dos veces en Francia, una de ellas igualmente en rebeldía, en diciembre de 2010.

La primera fue a diez años de prisión tras su detención en Baiona el 11 de enero de 1989 y que condujo a su expulsión en 1996 a España, donde estuvo entre rejas hasta 2002.