bilbao - El lehendakari experimentó ayer una mezcla de sentimientos encontrados a cuenta del diálogo entre los gobiernos español y catalán. Por un lado, avaló que pueda existir un relator para allanar las conversaciones sobre el conflicto catalán y se declaró “ilusionado” por esta figura como vía para normalizar las relaciones, lo que supone dar un espaldarazo a un rol que puede tener algún paralelismo con el que desempeñó él mismo entre los expresidentes Puigdemont y Rajoy. Pero, por otra parte, en su entorno aseguran que se encuentra a la expectativa de que se concrete porque, de momento, el presidente Sánchez no ha tomado ninguna decisión en firme por la intensa presión que está recibiendo desde la derecha, y tampoco recibe mensajes claros desde ERC a la hora de garantizarle su apoyo presupuestario a cambio de una maniobra que se ha demostrado que es muy arriesgada políticamente y puede tener un coste elevado para el socialista. Urkullu lamentó ayer que el PP se dedique a “tratar de hacer daño” al rival político y a “crispar” en lugar de pensar en el largo plazo.

En una visita a la planta química de Dynasol en Lantaron, Urkullu quiso mostrar su aval expreso a la figura del relator. El lehendakari no deja de aparecer en las quinielas como candidato para repetir esa tarea en la actualidad, pero las fuentes consultadas lo descartan porque no es el deseo de los gobiernos español y catalán, y tampoco Urkullu se está postulando. Fuentes del PDeCAT, el entorno del Govern, el PNV y Lehendakaritza descartan que se esté pensando en Urkullu o en un representante del partido jeltzale.

Urkullu fue mediador durante la etapa de Rajoy y Puigdemont para tratar de evitar la declaración unilateral de independencia y la suspensión de la autonomía catalana y, de hecho, ha sido citado como testigo por el Tribunal Supremo por ese cometido, pero su labor empezó y terminó en ese punto. El papel que se plantea ahora parece más notarial, y no está claro siquiera que vaya a mediar entre gobiernos o entre siglas catalanas y españolas, sino que Moncloa lo limita a la mesa catalana de partidos.

Ni el lehendakari ni el PNV están llamados a desempeñar ningún papel porque el Gobierno español busca un catalán, y el Govern plantea un perfil internacional. Aunque el choque entre ambas visiones parece el caldo de cultivo idóneo para que alguien plantee un nombre vasco como tercera vía, las fuentes consultadas insisten en que no se está trabajando con ese esquema.

Urkullu no entró en estas cábalas y se limitó a observar con “ilusión” la vía del relator porque puede “facilitar” el diálogo y “contextualizar e interpretar por cada parte cuáles son las posiciones y las realidades que afectan a cada uno”. “Todo lo que sea favorecer y facilitar que haya un entendimiento, normalizar la relación y que eso redunde en acuerdos, es bueno para Catalunya, para el conjunto del Estado español y para Euskadi”, dijo. Pidió que la figura sea acordada.

críticas al pp Urkullu, además, recriminó su actitud al PP. Apostó por hacer política “mirando al largo plazo”, y no centrarse en el “regate y y tratar de hacer daño al adversario político”. Urkullu valora los pasos que supongan rebajar la tensión en Catalunya y garantizar la convivencia. Lo contrario supone engordar opciones como la ultraderecha de Vox, o crispar a la calle. Además, una situación de conflicto enrarece el clima e impide abordar con sosiego el debate del Estado plurinacional, que atañe a Euskadi y su estatus. Pero en el Gobierno vasco toman con pinzas el anuncio del relator. Se ha producido un enredo entre los gobiernos catalán y español sobre el alcance y la mesa en que debe actuar, la derecha presiona con una manifestación en Madrid contra Sánchez, y barones socialistas comienzan a criticar en público a su líder. El PDeCAT, y en mayor medida ERC, no garantizan a cambio su aval a las Cuentas.