Las fuerzas de seguridad de Guatemala disolvieron ayer a la fuerza a una caravana migrante de más de 6.000 hondureños que buscaba llegar a Estados Unidos.

Unos 500 agentes de la Policía Nacional Civil y soldados del Ejército de Guatemala desalojaron la carretera donde los migrantes se encontraban desde el pasado sábado en el departamento de Chiquimula, cerca de la frontera con Honduras.

Los hondureños forman parte de una caravana migrante conformada por más de 9.000 personas que salió desde San Pedro Sula, ciudad del norte de Honduras.

Las fuerzas de seguridad guatemaltecas desalojaron a empujones a los migrantes, quienes habían dado un plazo de 10 minutos a los hondureños para que liberaran la carretera.

Tras el enfrentamiento, la caravana se disolvió y los migrantes retrocedieron por diversos sectores de Chiquimula. Algunos hondureños resultaron heridos en el choque con las fuerzas de seguridad, pero las autoridades aún no han divulgado datos sobre su estado.

“Se hizo un llamamiento para realizar los controles respectivos, migratorios y sanitarios. Sin embargo, no acceden”, justificó el Instituto Guatemalteco de Migración para respaldar el desalojo.

El grupo disuelto estaba compuesto por alrededor de 6.000 migrantes. Los otros 3.000 que formaban la caravana lograron avanzar en algunos casos y en otros, emprendieron el viaje de vuelta a su país.

Según el Instituto Guatemalteco de Migraciones, los migrantes no pueden continuar su travesía si no cumplen con una prueba negativa de covid.

La caravana de 9.000 hondureños se coló entre la noche del viernes y el sábado por el puesto fronterizo El Florido, en el mismo departamento de Chiquimula, a unos 20 kilómetros de donde se encuentran detenidos.

El Ejército de Guatemala ha desplegado a más de 5.000 soldados en siete departamentos del país desde el sábado y es apoyado además por otros miles de agentes de la Policía Nacional Civil como parte de un plan organizado por el Gobierno para no dejar avanzar a los migrantes.