El fundador y director de la ONG de rescate Proactiva Open Arms, Óscar Camps, critica que el Mediterráneo sea el mar “más militarizado” del mundo y, en cambio, no se tengan datos rigurosos sobre el número de personas que fallecen cada día en sus aguas, una situación que provoca que parezca que hay menos muertos por la ausencia de testigos.

“El número de muertos en el Mediterráneo siempre será menor porque ya no hay testimonios para contarlo”, comenta en una entrevista con Efe tras recibir en Barcelona el Premio por la Paz que concede la Asociación por las Naciones Unidas en España (ANUE) y que este año ha reconocido la labor de esta entidad badalonesa.

Camps lamenta que ni la ciudadanía ni las organizaciones sepan con exactitud cuántas personas pierden la vida ahogadas en el Mediterráneo y ha aseverado que el establishment sí conoce esa cifra.

“El Mediterráneo es el mar más militarizado del mundo. Cada pulgada de su superficie ha sido escaneada por drones, satélites y radares”, señala antes de opinar que los dirigentes “saben perfectamente de dónde salen” las pateras y barcazas que tratan de llegar a costas europeas, así como “hacia dónde desaparecen” cuando naufragan.

“¡Nosotros hemos visto más submarinos que ballenas!”, subraya.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (IOM), asociada a las Naciones Unidas, en lo que va de 2019 han fallecido en el Mediterráneo un total de 1.246 personas, la cifra más baja de los últimos cinco años y muy inferior a los 4.942 muertos de 2016, los 3.131 de 2017 y los 2.219 de 2018.

datos irreales Unos datos que, para Camps, probablemente no son reales: “Es una cifra significativa, pero falta saber cuántos desaparecidos y cuántas muertes no han sido registradas”, matiza. Y recalca: “Si en la última legislatura hubo 14.000 muertos y con más de 1.000 se habla de conflicto bélico, nos tendríamos que avergonzar”.

Camps reprocha a ese establishment que, pese a ser “conscientes” de esta “información reservada”, no sean “capaces de dar la voz de alarma” y avisar a otras embarcaciones que navegan en las mismas aguas para que puedan acudir a socorrerlos.

Por eso, sostiene, cada vez parece que hay menos muertos en el mar, una situación lejos de la realidad que sólo se explica “por la ausencia de testigos y operaciones civiles o militares”.

“Lamentablemente, cualquier incidente que transcurra en aguas internacionales tiene muy pocas posibilidades de rescate con vida porque no hay presencia física en el lugar de los hechos y las organizaciones que tienen que dirigirse hasta allí lo hacen con embarcaciones muy lentas”, relata.

Además, advierte de que actualmente “todo está en manos de la buena intención de la acción humanitaria”, pero “cada vez hay menos” entidades y las existentes tienen “menos recursos”.

Precisamente para concienciar sobre la protección del derecho a la vida en el mar, Open Arms ha lanzado una campaña de sensibilización junto al Ayuntamiento de Barcelona que coincide además con el premio recibido. “Esta es la clave: una red de ciudades humanitarias que representen a los miles de ciudadanos que están predispuestos a acoger migrantes”, indica Camps.

Por otro lado, insiste también en desmitificar uno de los mantras de quienes defienden políticas migratorias más restrictivas: “Las ONG que estamos en el mar no somos puntos de atracción”, afirma.

Rebate así a quienes los acusan de cooperar con mafias y sostienen que la tarea de las organizaciones humanitarias funciona como imán para la llegada de más inmigrantes.

De hecho éste fue uno de los argumentos esgrimidos el pasado octubre en la Eurocámara, donde el pleno rechazó por dos votos una resolución que instaba a la Unión Europea y los gobiernos a reforzar las operaciones de salvamento de migrantes en el mar Mediterráneo.

“Ya hay suficientes estudios que demuestran que el efecto llamada no se sostiene”, zanja.