Edimburgo - La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, detalló ayer su hoja de ruta independentista al comprometerse a impulsar un segundo referéndum de separación del Reino Unido en 2020 y avanzó que solicitará la autorización del Gobierno británico “antes de finales de año”. Durante un apasionado discurso que clausuró el congreso del Partido Nacionalista Escocés (SNP), Sturgeon precisó que pedirá a Londres la transferencia de competencias necesarias, recogidas en la llamada Sección 30 del ordenamiento, para que el Parlamento escocés pueda legislar sobre una consulta de esta naturaleza. “Mi decisión es que el referéndum se celebre el próximo año. Y nos estamos preparando. Para el año que viene, habremos completado nuestros preparativos legislativos”, indicó Sturgeon entre los aplausos del auditorio de Aberdeen (noreste escocés).

Se refirió así a la ley de referendos que se encuentra en tramitación en la Cámara escocesa y que, previsiblemente, será aprobada antes de que finalice el año.

Sin embargo, la norma no podría utilizarse para convocar una consulta vinculante a menos que el Ejecutivo británico acceda a traspasar los poderes mencionados, algo a lo que Londres hasta ahora se ha opuesto considerando que aún no hay suficientes escoceses solicitándolo .

Como ha hecho en anteriores ocasiones, Sturgeon recalcó que la llamada a las urnas solo se producirá con el visto bueno de la administración central, ya que únicamente contempla un referéndum cuya legalidad esté garantizada “más allá de cualquier duda”.

A imagen del referéndum de 2014 El objetivo del SNP es que el plebiscito se celebre a imagen del que tuvo lugar en 2014, cuyos términos fueron pactados por el Gobierno del conservador David Cameron y del nacionalista Alex Salmond en el conocido como Acuerdo de Edimburgo. La consulta se zanjó con el 55% en contra de la separación y lo que se concibió como un debate que quedaba zanjado para al menos una generación ha resurgido después de la victoria del Brexit en el referéndum de 2016, en contra del que se pronunciaron los escoceses.

En la comparecencia que puso fin a tres días de debate en el seno del partido gobernante en Escocia, Sturgeon comparó las aspiraciones del SNP con la de los políticos catalanes encarcelados, a los que definió como “activistas pacíficos por el derecho a la autodeterminación” y a los que envió “apoyo y solidaridad”.

Sturgeon añadió que, de ser independiente, Escocia “estaría en el mercado común” y sería “el vecino más próximo” del Reino Unido, lo que le otorgaría este papel de enlace entre ambos territorios y la convertiría en “un imán para inversiones globales”.