Buenos Aires - La derrota del presidente Mauricio Macri en las primarias celebradas este domingo en Argentina coloca al peronismo a un paso de ganar las elecciones del próximo 27 de octubre.

Con el recuento prácticamente finalizado, el candidato peronista Alberto Fernández -que lleva como compañera de fórmula a la senadora y expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015)- logró el 47,65% de los votos, lo que supone una ventaja de más de 15 puntos sobre Mauricio Macri, quien obtuvo el 32,08%.

En una entrevista con Efe, la analista política Mariel Fornoni, directora de la consultora M&F, señaló que estos resultados son un voto de castigo al Gobierno por la crisis económica que atraviesa el país y que refuerzan el liderazgo de Alberto Fernández. En su opinión, el contundente triunfo de Fernández va mas allá de la adhesión que tiene Cristina Fernández, ya que logró captar “un voto más moderado, más de derechas” que el que tiene la expresidenta, que afronta varias causas judiciales por presunta corrupción durante su Gobierno. Asimismo, confirma que la decisión que tomó Cristina de ceder a Fernández la candidatura presidencial del Frente de Todos fue “acertada”.

La contundente victoria de Fernández por un margen muy superior al que pronosticaron las encuestas, que no calculaban una ventaja superior de unos 5 puntos, aleja las posibilidades de Macri de lograr una reelección, ya que a día de hoy ni con la suma de los sufragios que han obtenido el resto de candidatos presidenciales podría igual el voto de Fernández.

Pero además, según la analista, las “expectativas de la gente cambian y muchos se suman al ganador”. “Si la diferencia hubiera sido de 5 puntos, sí que podría darse un voto útil y estratégico de gente” que quisiera acompañar a Macri para evitar una victoria del peronismo, consideró.

La mayoría de analistas coinciden en que lo que más pesó en las primarias de este domingo fue el impacto de la crisis económica en la vida cotidiana de los ciudadanos y la posibilidad de que un nuevo gobierno pueda cambiar esta situación.

Macri va en busca de la reelección con una economía en recesión, una tasa de desempleo de 10,1%, un nivel que no se registraba desde 2006, y una inflación que alcanzó 22,4% en el primer semestre y que, según analistas, puede llegar a 40% al final del año y con una pobreza que afecta a más del 32% de la población, 4,7 puntos por encima de la registrada en el primer semestre del año pasado.

En la segunda etapa de la campaña para las primarias, Fernández colocó el foco en la crisis económica argentina y en la elevada tasa de pobreza. La sorprendente ventaja de Fernández de más de 15 puntos desató ayer un terremoto en los mercados que apoyan a Macri. Así, el peso se desplomó en la apertura del mercado cambiario y la Bolsa se derrumbó.

Alberto Fernández responsabilizó ayer al Gobierno de Mauricio Macri de que los mercados estén “intranquilos”. “Estamos viviendo una economía ficticia, lo hemos advertido, y el Gobierno no está dando respuestas. El esfuerzo que tiene que hacer el presidente es ordenar el desorden que ha creado antes de terminar su mandato. Todos los argentinos lo acompañaremos, pero es una tarea que tiene que hacer él”, afirmó.

Por su parte, el ministro de Interior argentino, Rogelio Frigerio, atribuyó estas al “riesgo de volver al pasado” y expresó que, tras la derrota en las primarias, el Gobierno hará “lo posible para dar vuelta a la elección” en los comicios de octubre.

macri promete medidas Así lo confirmó ayer el propio Macri, quien dijo que piensa revertir en octubre la derrota sufrida por el oficialismo en las primarias del domingo y prometió tomar medidas ante la fuerte depreciación del peso registrada ayer.

En una rueda de prensa tras reunirse con su Gabinete de ministros, culpó además al kirchnerismo, que venció en estas primarias, por la reacción adversa en los mercados al sostener que “no tienen credibilidad en el mundo”.

Macri admitió que los votos que no le “acompañaron” representan una “bronca acumulada” por el “duro proceso” económico recorrido a partir de la “difícil herencia” recibida de los doce años de kirchnerismo en el poder previos a su llegada a la Casa Rosada, a finales de 2015.