SARNADAS. Es solo un ejemplo de los numerosos momentos dramáticos que desde la tarde del sábado se viven en decenas de aldeas de las comarcas de Vila de Rei, Sertã y Maçao, todas en la región Centro de Portugal, donde el fuego ha vuelto a hacer saltar las alarmas.

En la memoria, los incendios del verano de 2017 en Pedrógão Grande (a 30 kilómetros de Maçao), que también afectaron a estas comarcas y en los que murieron 66 personas y calcinaron más de 45.000 hectáreas.

Mientras el fuego avanza sin control hacia Sarnadas, vecinos como Lourdes, que se afanan por coger agua en la fuente pública, no entienden cómo es que tardan tanto en llegar los medios aéreos.

Al norte, un frente de llamas cerca Sarnadas y por el sur, el frente es de más de 500 metros de fuego, por lo que los agentes de la Guardia Nacional Republicana alertan a los vecinos de que "es el momento de huir", asegura uno de los guardias.

El humo hace difícil la respiración y las personas mayores son ayudadas a abandonar la población.

Mientras tanto, el alcalde de Mação, Vasco Estrela, ayuda a los bomberos sujetando mangueras para que las llamas no se cuelen en las viviendas.

"Son casi 3.000 hectáreas las que se han calcinado en el concejo de Mação", asegura el regidor, a las que hay que añadir las cientos de hectáreas arrasadas en los frentes de llamas de las comarcas de Vila de Rei y Sertã.

Los peores pronósticos de la Autoridad Nacional de Protección Civil (ANPC) de Portugal se cumplían en torno a las 15.00 (14.00 GMT), con un viento que soplaba con mayor intensidad y una temperatura de 35 grados centígrados.

De forma paralela, la situación también es trágica en otra aldea de la comarca de Mação, en Casas da Ribeira, donde el fuego se coló en una vivienda deshabitada una hora más tarde.

Esta pequeña población también permaneció rodeada por varios frentes, mientras los efectivos terrestres y aéreos realizaban numerosas descargas para atajar el avance, tarea muy compleja por el fuerte viento.

Mientras el fuego no cesa, Vasco Estrela lamenta cómo se está quemando en Mação lo poco que quedó tras los numerosos incendios que padecieron hace dos años.

"Lo que había verde, se está quemando, a pesar de los trabajos que habíamos venido realizando para evitar los incendios forestales", lamentó en declaraciones a Efe.

Aunque casi un 90 % de la superficie calcinada de ayer, sábado, está controlada, las reactivaciones -en un perímetro de 50 kilómetros- eran constantes y los medios no podían atender tantos focos, sobre todo desde primera hora de la tarde.

Además del desalojo de varias aldeas, las llamas ya han causado un total de 20 heridos - ocho bomberos y doce civiles-, de los cuales uno de ellos está grave, un civil que fue trasladado a la unidad de quemados de un hospital de Lisboa.

Las próximas horas serán complicadas y la noche tendrá en vilo a las numerosas aldeas de las comarcas afectadas, ya que el escenario es de mucha incertidumbre, debido a que los frentes con mayor actividad, en la comarca de Mação, no cesan en su avance y consumen cientos de hectáreas de pino, monte bajo y eucalipto, sobre todo.