Tegucigalpa - La represión de las manifestaciones que se registran en Honduras han causado al menos dos muertos y una veintena de heridos, informó ayer jueves una fuente oficial en Tegucigalpa. La portavoz del Hospital Escuela de Tegucigalpa, Julieth Chavarría, afirmó a periodistas que más de una veintena de personas resultaron lesionadas durante las manifestaciones en la capital, de ellos dos fallecieron de madrugada en ese centro. Los fallecidos fueron identificados como Erick Peralta, quien resultó lesionado con arma blanca, y Luis Maldonado, herido por un disparo en la cabeza.

Los cadáveres de Peralta y Maldonado ingresaron en el departamento de Medicina Forense del Ministerio Público de Tegucigalpa, la capital. La portavoz del hospital estatal indicó además que entre los lesionados figura un menor de edad, quien sufrió una herida por arma de fuego. El país centroamericano amaneció ayer con bloqueos de carreteras en varias regiones, luego de una noche violenta en las principales ciudades, un paro de transportistas y de un sector de la Policía Nacional. En Tegucigalpa, manifestantes, que fueron posteriormente disueltos por la policía, cortaron el tráfico con la quema de neumáticos.

Los transportistas de carga levantaron ayer el paro, que se inició el lunes, tras llegar a un acuerdo entre sus directivos y el Instituto Hondureño del Transporte Terrestre.

El paro de los transportistas causó la escasez de combustibles, lo que se comenzaría a normalizar en el transcurso del día, según dijeron a periodistas ejecutivos de empresas de productos derivados del petróleo. En varias ciudades muchos conductores hacían, desde temprano, largas filas con sus vehículos en busca de combustible.

El país vivió una noche de protestas contra el presidente Juan Orlando Hernández, que llegó al poder en un proceso calificado de fraudulento por observadores de la UE y cuya gestión ha provocado una huida masiva del país rumbo a Estados Unidos provocando con ello la crisis migratoria en la que se ha visto envuelto México. El país centroamericano vive sumido en la pobreza y en la violencia de las bandas organizadas. - Efe