Las elecciones locales en Inglaterra e Irlanda del Norte recibieron un claro castigo del electorado a los partidos tradicionales y su gestión del Brexit. Tanto los conservadores como los laboristas sufrieron una importante pérdida de votos de la que se beneficiaron los liberaldemócratas y los Verdes. En Inglaterra, los conservadores perdieron más de 1.100 escaños, incluidos territorios clave como Peterborough, Basildon y St Albans. Algunos de los conservadores, cansados de la mala gestión de Theresa May, se vieron reflejados en el exconcejal Stuart Davies, cuando alzó su voz contra ella en la conferencia del partido en Gales para gritarle “Primera ministra, ¿por qué no renuncias?”. Davies está furioso con ella y la acusa de “no escuchar a la gente, ni tomar las decisiones correctas”. Los laboristas, por su parte, dijeron adiós a más de 100 escaños, como los de Hartlepool, Bolsover y Wirral. Para el jefe de la oposición, Jeremy Corbyn, está claro que cada diputado debe recibir un mensaje “muy, muy claro” de los resultados de las elecciones que implican que el Brexit “debe hacerse”.

En Bolsover, donde el partido laborista perdió el control del consejo por primera vez en 40 años, la líder saliente Ann Syrett, culpó directamente al Brexit, de que su partido lo hiciera tan mal y pidió a Corbyn que ofreciera más claridad sobre el asunto: “No está claro para los laboristas qué significa Brexit. Simplemente no está claro. Este problema ha surgido en todas partes”. En unos comicios marcados por el descontento ciudadano con la gestión y el retraso del Brexit del 29 de marzo al 31 de octubre, los líderes conservadores y británicos intentaron entonar el mea culpa y apostar por llegar a un acuerdo final de salida de Londres de la Unión Europea como solución a todos los males.

Expertos en elecciones, como John Curtice, tienen claro que los días en que los conservadores y los laboristas dominaba el panorama electoral, como sucedió en las elecciones de 2017, cuando obtuvieron el 80% de los votos entre ambos, “pueden haber terminado”.

un acuerdo para sanar heridas Ambos partidos mantienen conversaciones para consensuar un acuerdo conjunto, pero algunos ministros siempre han tenido sus dudas sobre si Corbyn está realmente dispuesto a llegar a un acuerdo de salida de la UE con May. Sin embargo, sus comentarios de ayer, muy similares a los de la primera ministra, aumentaron las sospechas de que finalmente se anuncie un acuerdo la próxima semana que sí vaya a tener la luz verde de Westminster. Además, la libra esterlina cotizó al final del día de ayer con un valor de 1,3150 dólares después de sus declaraciones.

En contraste, los grandes vencedores de las elecciones locales fueron los liberaldemócratas, partidarios de que Reino Unido siga en la Unión Europea y de celebrar un segundo referendo, que obtuvieron más de 500 escaños. Su líder, Sir Vince Cable, hizo una lectura muy diferente de lo sucedido y calificó el resultado de “brillante”, defendiendo que cada papeleta ganada por su partido es un voto para detener la salida del Reino Unido de la UE.

Los Verdes, que agregaron más de 160 escaños, no solo creen que se beneficiaron de un voto de protesta contra el Brexit, si no que además consideran que hay un electorado cada vez más preocupado por el cambio climático. En el caso del euroescéptico UKIP cedió terreno frente al resultado cosechado en 2015, con la pérdida de al menos 80 escaños.

Los resultados de las 270 localidades y áreas urbanas y rurales de Inglaterra e Irlanda del Norte en las que se eligieron a 8.425 representantes, se dieron a conocer a cuentagotas. La cita electoral tuvo lugar en jueves debido a una ley no escrita que dice que las autoridades británicas preferían convocar en este día de la semana para adelantarse al día en el que los trabajadores cobraban y evitar que estos pasasen el día en el bar o que no votaran debido a la resaca.

La mayoría de los votantes pudieron emitir su voto simplemente dando solamente su nombre. Pero algunas autoridades locales pusieron en marcha un controvertido programa piloto antifraude que exige la identificación de los votantes antes de poder hacerlo. En el caso del consejo municipal de Woking, la participación fue del 36,3%, ligeramente por debajo del 37,7% en las elecciones del año pasado. Solamente fueron rechazadas las papeletas de 133 personas que no llevaban ningún tipo de carné con fotografía.