Bruselas - Tories y laboristas están inmersos en una disputa que marcará el destino de un continente. El Brexit centra la atención y esfuerzos de la esfera política británica pero a ambos lados de la Cámara de los Comunes también se disputan intensas batallas internas. La última desprende además un aroma a otra época. La islamofobia y antisemitismo han irrumpido en la actualidad política del Reino Unido en el momento más complicado. Últimamente no hay semanas fáciles para los representantes políticos británicos.

El Reino Unido se repliega en sí mismo y da la espalda al continente, y mientras tanto, dos instituciones claves para el mantenimiento de uno de los sistemas parlamentarios más antiguos del mundo se tambalean. Los tories y los laboristas, conservadores y socialdemócratas, en definitiva, los dos partidos que se han repartido el poder durante casi cien años al otro lado del Canal de la Mancha comparten enemigo interno, la xenofobia, pero incluso para esto, apuestan por caminos diferentes.

La semana pasada, el partido conservador de la premier Theresa May expulsaba a 14 miembros de su partido acusados de islamofobia. El escándalo se produjo tras la denuncia de un usuario de Twitter, que publicó en la red social numerosos comentarios vertidos contra la comunidad musulmana en un grupo de Facebook de apoyo al político conservador Jacob Rees-Mog. El discurso de odio y las actitudes racistas son algo habitual en el debate que se produce en las redes sociales. El grupo de Facebook no estaba vinculado de forma oficial a los tories, sin embargo, el propio partido reconoció que algunos de estos mensajes fueron publicados por afiliados a la formación conservadora.

Raíces profundas Otros miembros del partido, como la líder entre 2010 y 2012 Sayeeda Warsi, han señalado que la islamofobia es un “problema con raíces profundas” en el grupo conservador y que los líderes actuales están fallando a la hora de atajarlo y deberían facilitar una investigación independiente sobre la islamofobia “institucional” del partido conservador. A Warsi se le sumó también el viernes Naz Shah, parlamentaria laborista por Bradford West. Shah envió una carta a la primera ministra en la que criticaba duramente a Andrea Leadsom, líder de los conservadores en la Cámara de los Comunes. Leadsom sugirió que este tipo de asuntos fueran tratados por el ministerio de Exteriores y no como una crisis interna propiamente dicha. “Aludir a los musulmanes británicos como extranjeros no es una cuestión trivial. En lugar de buscar excusas, lo que debe hacer Andrea Leadsom es disculparse de corazón y reconocer este debate”, rezaba la carta de la diputada inglesa.

Pero en la bancada socialdemócrata, los ánimos no están mucho más calmados. La pasada semana la Comisión para la Igualdad y los Derechos Humanos (EHRC) anunció la posibilidad de iniciar una investigación sobre el partido laborista por “discriminar ilegalmente a personas por su etnia y creencias religiosas”, en concreto, por 45 mensajes antisemitas publicados en redes sociales y que una investigación de la policía de Londres relaciona con integrantes del partido que dirige Jeremy Corbyn, firme defensor de la causa palestina.