La Habana - Cuba celebró un histórico referéndum constitucional en medio de la polémica entre los detractores de la nueva Carta Magna y el oficialismo, que ve en el apoyo a la reforma una legitimación al Gobierno y tilda de “enemigos” a todos los que se oponen al nuevo texto. La votación, que ya tuvo una edición adelantada para los diplomáticos cubanos en el exterior, decidirá si se sustituye la Constitución vigente (1976) por una nueva, que si bien plasma las reformas de los últimos años, no modifica el sistema político en la isla, gobernada por el Partido Comunista de Cuba. Más de ocho millones de cubanos estaban llamados a las urnas en todo el país (11,2 millones de habitantes), donde fueron activados más de 25.300 colegios electorales, custodiados -como ya es tradición- por unos 200.000 escolares.

Pese a que en Cuba oficialmente las campañas políticas no están permitidas, la intensa promoción por el organizada por el Gobierno desbordó las redes sociales y en el último mes llegó hasta las calles, llenas de carteles y pancartas con la consigna #YoVotoSí usada en Twitter y Facebook por el oficialismo. Una serie de Conciertos por la Patria, protagonizados durante fin de semana por reconocidas bandas de música popular buscaban animar a los cubanos a votar a favor de la Constitución, “que es lo mismo que votar por el futuro del país”, aseguraba un mensaje trasmitido por la televisión estatal.

Pero la reciente apertura del internet móvil en la isla también ha dado una inédita visibilidad a las críticas: bajo las etiquetas #YoVotoNo y #YoNoVoto, las redes sociales han servido de tribuna para los que defienden posiciones distintas al oficial, la única opción válida para el Gobierno.

La actualización de la Constitución cubana fue un pendiente que el expresidente Raúl Castro no llegó a completar durante sus dos mandatos (2008-2018) y legó a su sucesor Miguel Díaz-Canel, a quien traspasó la Presidencia en abril pasado. Aunque la Comisión Redactora de la nueva Carta Magna comenzó a funcionar oficialmente en junio de 2018, con Castro a la cabeza, hacía varios años que la reforma constitucional ya estaba en marcha.

La nueva Constitución debía plasmar la controlada apertura económica impulsada por Raúl Castro y reflejar la nueva sociedad cubana, muy diferente de la que participó en el referendo de 1976. Tras varios días de debates televisados, la Asamblea Nacional aprobó el primer borrador del proyecto, que luego pasó a ser analizado en una inédita consulta popular de tres meses, en la que por primera vez se incluyó a los más de 1,4 millones de cubanos residentes en el exterior.

El Parlamento dio el visto bueno en diciembre al texto definitivo, que modifica en un 60% el contenido del documento original y elimina artículos polémicos como el que abría la puerta al matrimonio gay en la isla, que provocó enfrentamientos entre el activismo LGTBI y varios grupos religiosos.

La versión revisada vuelve a incluir el término “comunismo”, eliminado del borrador inicial y restituido después de que más de 1.800 cubanos lo solicitaran, al tiempo que mantiene al Partido Comunista como “fuerza dirigente superior de la sociedad”. También recupera la figura del gobernador en las provincias, instituye las del presidente de la República y el primer ministro, fija el mandato presidencial en un máximo de dos periodos consecutivos de cinco años y establece un límite de 65 años para acceder por primera vez a la jefatura del Estado.