BILBAO - Recién aterrizado de Galiza, donde ha colaborado con las formaciones nacionalistas y de izquierda que buscan el reconocimiento de su territorio como identidad propia, Jokin Bildarratz repasa la candente actualidad política que se respira en Madrid desde su posición de senador jeltzale, en un momento donde el primer revés sufrido por Pedro Sánchez con el veto a su techo de gasto ha redoblado los comentarios sobre la posibilidad de un adelanto electoral que, de momento, el dirigente del PNV no cree próximo. Y que tampoco comparte, puesto que aspira a cumplimentar los compromisos pactados dentro de la agenda vasca, entre ellos el traspaso de las transferencias pendientes. Un nuevo tiempo que se ha visto eclipsado por la “regresión” que supone la llegada de Casado al frente del PP.

¿Qué ambiente se respira en Madrid tras la llegada de Pedro Sánchez?

-Tras la moción de censura se ve otro discurso que en principio son gestos. En nuestro caso por ejemplo sacando del Constitucional la ley de abusos policiales y que vuelva al Parlamento Vasco, y en Catalunya acercando a los políticos presos. Hay más frescura, desde luego. Pero luego está el Congreso popular que ha supuesto la vuelta al aznarismo con Casado, el regreso del PP, que era su lema de campaña. Habla de la sedición impropia, de una ley de referéndum ilegal, y eso como primeras medidas. El PP más duro. Nos recuerda a 2003 cuando reformaron el Código Penal para aplicárselo a Ibarretxe.

Casado necesita forjarse un perfil y competir con Albert Rivera. Son dos caras de la misma moneda.

-Casado no ha conseguido integrar a nadie y no sé qué consecuencias puede tener en su partido, pero desde fuera el espíritu es una regresión que ya se percibía con Ciudadanos.

Justo hoy -por el viernes- Sánchez ha recibido el primer revés de sus socios al vetarle el techo de gasto, con el único apoyo del PNV.

-De haber salvado ese trance podría haber aprobado un decreto ley donde el espíritu de la Constitución dijera que el Senado no puede estar por encima del Congreso, pero al no sacar adelante el techo de gasto, éste vuelve al Gobierno y Sánchez tendrá que ver qué es lo que hace.

Es una fotografía de su fragilidad parlamentaria. ¿Adelantará las elecciones o acabará la legislatura?

-Nosotros queremos que la legislatura dure lo que tiene que durar, dar estabilidad a las instituciones. Tenemos una agenda vasca que es lo que posibilitará cumplir los compromisos pactados. Ayudaremos a ello pero somos conscientes de que si el PP era débil, el PSOE mucho más. A medida que se acerquen las elecciones eso se visualizará más porque Podemos y el resto tratarán de hacerlo ver así. Creo que el Estado sufre otra transformación: vimos pasar del bipartidismo al multipartidismo y no sé si vivimos la sensación contraria de conformarse dos bloques que tienden al bipartidismo dentro de ellos. Podemos tuvo que apoyar a Sánchez, y Casado trata de recoger los votos que se les fueron a Ciudadanos e incluso a Vox. Es una vuelta al bipartidismo de otra forma.

Quizá Sánchez trate de aprovecharse de un adelanto electoral en Andalucía y de que Casado todavía está en fase de erigirse en un líder.

-No creo que esté en eso. El PSOE está convencido de que puede agotar la legislatura, pero ya lo dijo la portavoz Isabel Celaá, que no harán esfuerzos más allá “de lo razonable”. Y si ven que les perjudica pues las adelantarán, porque el PSOE ha pasado de estar en la nada, con Sánchez desaparecido, a colocarse en el centro del tablero y cobrar protagonismo. Están mostrando una cara más amable con respecto a los problemas de las comunidades. Respecto a Euskadi, con los conflictos con el Constitucional, con los presos... En Catalunya, sentándose a hablar con el president Torra con una agenda abierta que incluye a los reclusos y el referéndum. Y en el tema de la financiación autonómica intentando poner encima de la mesa más dinero, que aunque no salga adelante es un gesto. Eso da un semblante más amable que el del PP de Rajoy, que fue un frontón, arisco y duro.

¿Será posible ejecutar, entre otras, la transferencia de la gestión de la Seguridad Social?

-Veremos si se puede hacer un calendario, pero al menos hay otro tono y ésa es nuestra ambición, sin duda.

¿Cómo percibe este PSOE el nuevo estatus jurídico-político que persigue el Gobierno de Urkullu? ¿Dominará en Moncloa el alma jacobina o será posible la plurinacionalidad?

-Con el tema del autogobierno, primero hay que hacer una reflexión desde Euskadi, porque yo hubiera esperado alguna aportación más por parte del PSE en todo este debate. Lo que sí podemos subrayar y se agradece es el acercamiento a las posiciones del PNV de la izquierda abertzale. Ahora está hablando de temas que nunca en su historia ha hablado, ya no habla de ruptura sino de construcción. Veremos cómo hacemos un texto de bases y articulado, y si somos capaces de alguna forma de integrar la sensibilidad del Partido Socialista, porque el PP nunca querrá meterse ahí. Es un partido, como AP, que votó en contra del Estatuto de Autonomía y del artículo octavo de la Constitución referente a las autonomías. Pero si podemos atraer al PSE y hacer un acuerdo amplio entre diferentes hará más factible el pacto con el PSOE, si bien es cierto que en términos de Estado se ha comportado siempre igual que el PP. Es cierto que Sánchez ha traído el reconocimiento de la plurinacionalidad, que es clave no desde las palabras sino desde los hechos. Más allá de si el concepto nación debe aparecer en el preámbulo o en el texto, si hay un reconocimiento de la diversidad, de lenguas y culturas, será posible el acuerdo. Si el debate es dónde aparece el concepto nación será imposible avanzar. El documento del nuevo Estatuto debe recoger con generosidad la amplia realidad vasca, porque la de Tolosa no es igual que la de Portugalete.

Hablaba de una nueva sensibilidad por parte de EH Bildu. ¿Puede contribuir a la flexibilización de la política penitenciaria?

-Ya se está tocando y se están dando pasos. Primero deben desaparecer las medidas de excepcionalidad puestas en marcha desde el Pacto Antiterrorista, donde PSOE y PP criticaron con mucha dureza al PNV. Una de ellas era el alejamiento de los presos. No es posible desde un punto de vista democrático que, por ejemplo, Pablo Casado, en su primer discurso como líder del PP dijera que le daba igual el sufrimiento de los familiares de presos, es algo que un político no puede decir. Entiendo que él vea la dispersión o el conflicto con los presos de ETA de una forma distinta pero esa otra afirmación dice muy poco de un líder y mucho de su carácter demagógico y de a qué está. En campaña se fue a Altsasu, a Ermua... Ha usado a las víctimas de ETA en su provecho. Mucho me temo que ETA para este PP sea otra vez un recurso a aplicar para sacar la cabeza en las urnas. Además de los problemas con las singularidades de los territorios históricos.

Más cuando la sociedad vasca ya ha pasado la página de ETA.

-Aún hay aspectos colgando como el de la convivencia, el reconocimiento del daño causado... pero queremos pasar página yendo de la mano con las diferentes instituciones. Hay que cerrar capítulos en positivo. Recuperar elementos que nos han hecho llorar, sufrir, para el usufructo de alguien es cuando menos vergonzante.

Más compleja se percibe la salida de la cuestión catalana cuando hay dirigentes soberanistas encarcelados y otros condenados al destierro.

-Puede haber dos líneas de trabajo: la de un PP que en Catalunya es inexistente con 4 diputados de 135, y que habla de recuperar la figura decimonónica de la sedición impropia previendo que igual el Tribunal de Derechos Humanos te pueda salvar; o la del diálogo con independencia de los parámetros de cada partido. Hay una división importante en el soberanismo, incluso dentro del PDeCAT... Esa realidad soberanista la resolverán o ellos o el electorado. Pero luego hay una relación con el Estado donde la situación es complicada desde el cepillado del Estatut, origen de todo esto que ha acabado con gente en la cárcel. Solo se arregla desde la distensión. La tensión lleva a la radicalidad y a que ganen los extremos. El PNV lo dijo desde antes de aplicar el 155. Debe haber diálogo para que haya negociación, que suponga un acuerdo que los catalanes tendrán que ratificar.

Ya hay un peligroso precedente. El 155 puede reformularse, allí o, si se diera el caso, en Euskadi. Pese a que la justicia española, con el juez Llarena a la cabeza, se ha estrellado con las resoluciones europeas.

-Que haya presos en prisión preventiva, hasta el artículo 17.2 de la Constitución pone márgenes muy estrechos para darse esa situación. Y sin embargo los del caso de La Manada o el propio Urdangarin han estado en libertad hasta salir la sentencia definitiva. Y aquí, con un Govern que funciona con legalidad jurídica, hay presos preventivos en nombre de no se sabe qué. Esos políticos deben estar en la calle. Alemania, Bélgica, Reino Unido... Todos lo avalan. Para arreglar este drama, que lo es, familiar, institucional, la solución es la distensión y reconocer la situación real de cada ámbito territorial del Estado.

Retomando la jornada de la moción de censura a Rajoy, se censuró al PNV por apoyar una semana antes al PP en los Presupuestos y después dejarlo caer y apoyar al PSOE, o pactar con Bildu en Gasteiz ese mismo día. La virtud de pactar con todos, cuando toque, según qué interés.

-Es muy sencillo. Se repitieron dos veces las elecciones: diciembre de 2015 y en junio de 2016. El PNV dijo no a Rajoy y fue el PSOE quien posibilitó que fuera presidente. Se conformó un Gobierno y nuestra obligación es sacar adelante la agenda vasca para que los ciudadanos vascos estén mejor. Negociamos unos Presupuestos en 2017 y 2018 beneficiosos para nuestra sociedad. Y tras la sentencia del caso Gürtel nos posicionamos igual que cuando votamos no a Rajoy. El PP no adoptó medida alguna como apartar a su presidente. No nos dejaba más espacio que apoyar la moción. Incluso Sánchez la hubiera retirado ante un movimiento del PP, que no hizo. Por eso el PNV negociará con todos los Ejecutivos que estén. Y somos los que somos, cinco. De ahí que Casado, por ejemplo, quiera una reforma electoral más dura que la de Rivera. A la griega. Rivera dice una persona, un voto. Casado busca que el partido que gane tenga una prima de 50 escaños, un regalo de no se sabe quién al ser incapaz de negociar con la oposición.

Respecto a los casos de corrupción, la gente cree que la comisiones de investigación son un mero trámite.

-El PNV es contrario a toda comisión de investigación. Lo único que sirven es para usarlas políticamente en beneficio de uno y otro. Cuando se investigó al PP, como tiene mayoría absoluta en el Senado aprobó una comisión donde el único no investigado fue el PP. No conozco ninguna comisión que haya adoptado medidas serias.