URBADO adalid del negacionismo histérico e histriónico: Qué pena no poder referirme a usted como hasta hace no tanto como cantante de éxito intergeneracional. Pero ha sido su propia elección echarse los focos encima para lanzar sus farfulleos apocalípticos con voz de ultratumba y mirada satánica. Ahora cuesta tomárselo en serio otra vez, incluso cuando trae bajo el brazo un libro de memorias que, a primera vista, tiene una pinta realmente interesante. Podía haber aprovechado la presentación para hacer la ciaboga de regreso, pero en lugar de eso, pidió a los periodistas que se quitaran la mascarilla porque le daba la impresión de "tener a cinco asaltadores delante". Lo peor es que los interpelados accedieron, eso también es verdad.