¿Indultos? Claro que no - Casualidades, las justas. No fue cuestión del azar que Pedro Sánchez apareciera anteayer con su mensaje evangélico: “Hay un tiempo para castigar y un tiempo para perdonar”. Obviamente, tenía el chivatazo, o como poco, la sospecha informada de que el Tribunal Supremo español iba a dictaminar en contra de los indultos a los condenados por el procés. Ni totales, ni parciales, ni decimales. Que se queden en el trullo hasta el último segundo. Tampoco había que ser muy avispado para intuir la resolución. Estamos hablando de la misma institución que juzgó y condenó con la máxima dureza a los dirigentes soberanistas. Pronunciarse a favor de la medida de gracia hubiera equivalido al reconocimiento de su propio error. Eso no se gasta entre sus serenísimas señorías togadas.

Con recochineo - No le ha bastado al llamado Alto Tribunal con emitir su dictamen y hacerse a un lado. Su jacarandoso presidente -que lo es también del CGPJ-, Carlos Lesmes, se ha permitido atizarle un soplamocos público a Sánchez. Ante la insistente apelación del presidente español a la concordia, Lesmes ha dejado dicho en un acto lleno de cámaras y micrófonos que “un indulto cuando no hay concordia es difícil de aceptar”, o sea, que verdes las han segado, que si Sánchez tiene lo que hay que tener para poner en la calle a los políticos encarcelados, deberá hacerlo sin la ayuda de quienes los enchironaron.

¿Y ahora? - Pues ahora, en realidad, nada. El informe del Tribunal Supremo no es vinculante. Supone un sofoco para el inquilino de Moncloa, pero no le obliga a nada. Así las cosas, a 32 meses para el fin de la legislatura, si Sánchez y sus susurradores saben algo de aritmética, comprenderán que no se pueden permitir perder los votos soberanistas. Son los que le pusieron donde está y son los que le pueden quitar de ahí. La disyuntiva ahora mismo está entre indultos o disolución de las Cortes y convocatoria electoral. Con las encuestas anunciando una mayoría absoluta de PP y Vox, parece clara cuál debe ser la opción.

Cuanto antes, mejor - Hay quien barrunta que la decisión se tomará en verano, cuando la guardia informativa esté baja. Se entiende el argumento, pero sería una bobada. Si queda algo de lucidez en los asesores del presidente español, la determinación debería ser pasar este mal trago sin más dilación. Ni Casado, ni Abascal, ni sus terminales mediáticas pueden exprimir mucho más este limón. Dos días de ruido más, y a otra cosa.