Madrid - Antonio Banderas lleva una semana muy movida, pero no muestra ningún signo de cansancio. Como siempre, derrocha su amabilidad con los periodistas y habla de ese personaje del que aún no ha podido desprenderse, Picasso. Ha grabado la segunda temporada de Genius para National Geographic que pivota sobre la vida del pintor malagueño.
“Aún me siento de algún modo Picasso. Si tendría que hablar como un pintor, diría que tengo que separarme un poco del cuadro. Cubro tantos periodos de su vida, desde 1927 hasta que muere en 1973, que son muchos los Picassos que he interpretado. Yo lo agarro con 46 años y lo dejo a los 92 cuando muere”. Antonio Banderas relata cómo ha sido la intensa labor para poder recrear al pintor malagueño, un personaje que él se había negado a interpretar cuando era más joven.
un trabajo intenso Con voz suave y pausada narra cómo entraba en maquillaje a las 2.30 de la madrugada y terminaba su trabajo a las 20.00 horas. Un trabajo que no le amilana a pesar de haber sufrido recientemente un infarto: “Esta es mi vida, es mi trabajo. Estoy agotado por esta serie y trato de hablar con objetividad de lo que hemos hecho todos en esta serie, pero reconozco que todo es tan reciente que no tengo esa objetividad. Te puedo decir cosas a borbotones, pero también te digo que no hemos tratado de hacer una glorificación de Picasso”, comenta el actor malagueño.
Según Banderas, el trabajo que se ha hecho desde la serie Genius de National Geographic respecto a Picasso muestra al ser humano que fue con sus momentos de claridad y oscuridad. “Mostramos la relación que tuvo con sus mujeres, con sus amantes y con sus hijos. Hay amor y desamor, creo que no hay odio”.
No defiende la vida personal del artista en sus facetas más oscuras, pero tampoco las juzga: “Fue infiel, de eso no hay dudas, pero no creo que se le puedan atribuir abusos? Todas sus mujeres, a excepción de Thérèse Walter, que se convirtió en amante a los 17 años, eran adultas, jóvenes, pero adultas, sabían dónde se metían”, explica con rotundidad.
Resalta de su faceta de pintor la misma sinceridad y honestidad que en su vida: “Es brutal cuando refleja sexo, cuando refleja amor, cuando refleja maternidad, la guerra (el Guernica)? La sensibilidad que tiene para describir todo ello en un lienzo es algo que se nos escapa. Comienza pintando como Velázquez y acaba haciéndolo como su hija Paloma, con un trazo chiquito”.
Riendo recuerda una escena de la serie en la que “aparezco muy viejo, pero que muy viejo, pintando unos muñequitos? Me quedo mirando al cuadro y me descojono, porque ver a un hombre con 90 años pintando estas cosas con los cuadros que hacía cuando tenía 19... Esa es la risa de reírse de uno mismo y de la vida”.
rechazos anteriores Sobre las posibilidades que ha tenido de hacer de Picasso por coincidir que ambos son malagueños, responde: “Era más el ímpetu que había desde fuera. Yo ya había rechazado esa posibilidad siendo más joven, me lo habían ofrecido y no me veía como él. Después, con los años, sí. El primero que me entró fue Elías Querejeta, me comentó que había que contar la historia de cómo se pintó el Guernica. Hablamos de 33 días, la película de Carlos Saura, que al final no se hizo”.
“Como ves, ese interés me ha llegado con la edad”, ríe Banderas, que lleva el pelo rapado, viste de negro y utiliza un tono muy suave para hablar: “Yo había visto Einsten, me pareció una serie con mucha factura y bien hecha, así que cuando me propusieron, me dije: Tira adelante. Además con National Geographic detrás, tiene mucho prestigio, sí me animé porque existían las garantías para hacer un trabajo de calidad”.
A la hora de compararse con el genio malagueño, dice que “no soy tan valiente como Picasso, desgraciadamente para mí. Tengo algunos puntos en común, sí que nacimos en Málaga. Nos fuimos de Málaga; nos hicimos famosos a nivel mundial, él más que yo? Hay algunas cositas, por aquí y por allá, pero él fue un artista increíble, increíblemente completo”. Habla de los sacrificios que imponen los trabajos y se refiere a los entornos próximos: “El sacrifico más importante es tu familia. Cuando recogí el Goya hice una alusión a esos sacrificios, me perdí muchos momentos de mi hija por haber estado trabajando, quizá una de las cosas que me une a Picasso es que los dos tenemos una capacidad de trabajo de la hostia. Él no paraba, era pintar, pintar y pintar, a medida que iba haciéndose mayor, cada vez pintaba más”.