Pelayo, asturiano de nacimiento pero afincado en Bilbao, compagina su labor en la unidad neonatal del Hospital de Cruces con su pasión por la cocina. Sin grandes producciones, pero con mucha simpatía, logra conectar con su comunidad, que en solo unos meses, ha superado los 160.000 seguidores en Instagram y 30.000 seguidores en TikTok, donde combina recetas con visitas a restaurantes, mercados o productos que recomienda. Según ha anunciado en el reciente post de su Instagram @tortilladeaspirina, Pelayo ha logrado su plaza de enfermero tras "muchas Opes, exámenes EIR y curro" y ha agradecido "todo el apoyo de compis, amigüis y familia me han llevado hasta aquí casi de forma inesperada". El asturiano, como reza en su biografría de Instagram, ha concluído el mensaje agradeciendo el apoyo recibido: "Eskerrik asko a todos los que habéis hecho que ame aún más mi profesión".

De la planta neonatal a los fogones

Aunque trabaja como enfermero en el Hospital de Cruces, Pelayo se ha hecho un hueco en las redes sociales como un “cocinillas de referencia”, especialmente para los que buscan platos sabrosos sin complicaciones. El asturiano reconoce que su pasión por la cocina comenzó en la infancia: “Nací con una croqueta en la mano”, bromea en entrevistas. Su abuela fue cocinera, y gran parte de su recetario, según dice, tiene raíz familiar.

Al independizarse, su curiosidad por aprender lo llevó a llamar casi a diario a su madre para perfeccionar elaboraciones como croquetas de cabrales, arroz con leche, tartares o guisos tradicionales, que luego fue compartiendo en vídeo con sus seguidores.

Recetas virales y una comunidad entregada

Uno de los sellos de identidad de Pelayo es su forma espontánea y natural de comunicarse, cargada de frases propias como el famoso “¡Antonias!” con el que se dirige a su audiencia. Esta cercanía ha sido clave para conectar con un público amplio, que encuentra en sus vídeos no solo ideas de cocina, sino también humor, autenticidad y buen rollo.

Sus recetas más populares incluyen croquetas de jamón o de cabrales, sus versiones rápidas de clásicos veraniegos como ensaladillas, y platos preparados junto a invitados. Todo ello grabado en su propia cocina, sin artificios ni grandes montajes, pero con un estilo muy reconocible.

Cocina con acento asturiano

Pelayo insiste en que no pretende ser chef, sino transmitir recetas reales que cualquiera pueda hacer en casa. Sus platos tienen un fuerte componente emocional y están marcados por la cocina de su tierra: fabes, croquetas, quesos, guisos, pero también adaptaciones modernas para quienes tienen poco tiempo o están aprendiendo a cocinar.

En sus propias palabras, el secreto de su éxito es simple: “El 90 % es ser uno mismo. El otro 10 % es currar cada día”.