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“Mi padre me enseñó a ser una persona libre”

El granadino cambia de registro e interpreta a Álex, un inmigrante español recién llegado a Alemania, en la nueva serie de Antena 3, ‘Buscando el norte’

“Mi padre me enseñó a ser una persona libre”

BERLÍN - Su perfil afilado, sus ojos Pantone (cambiantes y llamativos), su cabello negro como la pizarra, su talante abierto y jovial, las ganas que tiene de aprender y de vivir nuevas experiencias, todo ello hace de Antonio Velázquez (Granada, 1981) un valor en alza dentro del panorama cinematográfico estatal. Rescatado de las garras del Ejército español por Carlos Miranda, el apuesto granadino se fogueó en Italia (Compagnia di teatro Nuovo di Torino) y amasó conocimientos en el Centro de Estudios Escénicos de Andalucía, además de en las escuelas La Sala y La Barraca. Comenzó recitando a Lorca, se enfundó la chaquetilla de Paquirri para Tele 5 y alborotó a sus fans con un desnudo integral en Cuatro Lunas, de Sergio Tobar. Ahora debuta en Buscando el norte, la nueva apuesta de Antena 3 para el miércoles por la noche.

Una comedia, ambientada en Berlín. Después de los papeles que ha interpretado en los últimos años, cuesta verle haciendo chistes.

-La comedia es un género que me gusta mucho, me siento cómodo. Además, mi primer papel televisivo, que me lo dio José Luis Moreno, fue en una comedia. Luego sí, llegó Tele 5 e hice papeles más serios.

En esta nueva serie, que se inspira en la película ‘Perdiendo el norte’, usted encarna a Álex, un enfermero que se ha quedado sin trabajo en España y decide viajar a Berlín, en compañía de su hermana. ¿Se siente identificado con el personaje?

-En cierta medida sí, porque cuando llegué a Madrid, mis inicios fueron también duros. Ya sé que Madrid no es Berlín, y que conocer el idioma ayuda, pero hubo días en los que comía una lata de atún a la que le echaba limón, para que supiera a algo.

Pero Álex es irónico, negativo y protestón.

-En ese aspecto no coincidimos, pero diría que el personaje me ha arrastrado y que me he vuelto algo pesimista (se ríe). El personaje se queja de todo, parece que todo le pasa a él... Llega a apoderarse de mí.

Otro personaje importante es la propia ciudad. ¿Qué es lo que le ha resultado más chocante de la urbe?

-Para Álex, lo duro es estar lejos de lo que dejó, su chica, sus amigos... Vivir una vida que no se había planteado. Al final, se trata de una paradoja: vivir en Berlín para poder pagar su vida en Madrid. Álex solo sueña en solucionar su situación y en volver cuanto antes. Pero en Berlín se da cuenta de que hay más mundo que el de Madrid, y eso, a su vez, le aleja de su hogar. Además, aflorará una trama familiar muy bonita que parece que se repite.

La serie se anuncia como una comedia, pero atiende un tema delicado, el de la inmigración.

-En la serie se impone la parte humana, y lo gracioso son las situaciones que acontecen, aunque también hay gags y cosas más clown. El tono es cómico, pero también de crítica social. Alemania y España tienen costumbres diferentes, y ese choque de culturas da mucho juego.

En los años 60 pasó lo mismo, muchos españoles tuvieron que emigrar a Alemania. Se repite la historia.

-Ahora no es tan duro por los medios que tenemos. Internet ayuda mucho. La comunicación es inmediata y frecuente, y Berlín tiene wifi en casi toda la ciudad. En ese sentido, antes era mucho más duro.

¿Es una ventaja que la serie esté basada en el filme ‘Perdiendo en norte’?

-Todo suma. Buscando el norte se cuelga de la misma percha que Perdiendo el norte: gente que emigra. Pero en la película todo está más centrado en la historia de amor, y aquí abrimos más tramas. La serie se centra más en contar la historia de lo que es la inmigración, de lo que es llegar a una ciudad extraña para encontrar trabajo. Además, Álex y Carol se mezclan con otros españoles, que llevan allí muchos años, y ven que algunos no han conseguido despegar.

¿Tienen miedo a que los comparen con los protagonistas del filme?

-En mi caso, cuando hice el cásting ni siquiera había visto la película. En esta serie no existen los personajes originales de la película, esto es otra cosa. Aquí se cuenta todo lo que se quedó sin contar allí. Esta apuesta es más complicada. Entiendo que la productora y Antena 3 están haciendo un gran esfuerzo con la serie.

Iba para militar, ha trabajado en hostelería, arregla enchufes,... ¿No es actor de vocación?

-Estaba estudiando para suboficial, en Zaragoza, y Carlos Miranda, que es músico, estaba haciendo un corto (Diálogo del amargo), me hicieron un cásting y me cogieron. Él fue quien me dijo que tenía talento para esto, pero que había que pulirlo. Él fue mi tutor, le debo todo.

Entonces, fue él quien le inoculó el virus de la escena.

-Sin duda. Y a partir de ahí he hecho un camino que ha dado sus frutos, aunque él siempre ha estado ahí. Me da buenos consejos. En esta carrera te das cuenta de que muchas veces lo más importante es un buen consejo.

Se podría decir que la dramaturgia le eligió a usted.

-Puedo hacer muchas cosas y eso me da cierta confianza. Ahora soy actor, y estoy encantado. Mi padre era agricultor, aunque estudió Derecho, Economía y Comercio, y yo, desde niño, he trabajado en el campo. Hay una frase de Cicerón que me encanta, y dice que el hombre del campo es un hombre libre, y, de alguna manera, mi padre me enseñó a ser una persona libre. Eso te ayuda a sobrevivir en los malos momentos.

¿Cómo lleva el ‘peso’ de la fama?

-Bien. El otro día me reconocieron en un restaurante y me saqué una foto con ellas, y cuando me preguntan por este tipo de cosas siempre digo que es una maravilla. Lo malo sería que no ocurriera. Agradezco todo eso, porque quiere decir que estoy activo. Lo otro, lo de salir en las revistas del corazón, etc,... creo que se puede gestionar. Además, si estás trabajando, casi no tienes tiempo para ir a fiestas, etc...

Le gusta lo que hace...

-A mí me gusta trabajar sin mirar lo que hace el de enfrente, me gusta trabajar con el corazón, con honestidad...

Usted siempre guarda algún souvenir de las series o películas en las que participa. ¿Ha pensado ya qué se va a llevar de Berlín?

-En Tierra de Lobos cogí una botella de agua que bebíamos en la serie, pero aquí aún no he pensado en llevarme nada, lo haré cuando vea que el proyecto se está terminando, y creo que no ha hecho más que comenzar.

En principio, serán ocho capítulos, ampliables a 12 o 13.

-Creo que la serie va a enganchar y seguro que habrá otra temporada.