El hombre que caerá del cielo
Un paracaidista austriaco planea saltar desde 36 kilómetros de altura y alcanzar los 1.200 km/h para ser el primer ser humano que traspasa la barrera del sonido
AL filo de lo imposible, Felix Baumgartner llevará a cabo la que es considerada la hazaña más temeraria del hombre. Se trata, nada menos, que de un salto desde una altura de 36.500 metros, es decir, caer desde la zona conocida como estratosfera, a las mismas puertas de la capa de ozono. El austriaco Baumgartner no solo busca sobrepasar el logro del estadounidense Kittinger, sino que entre sus expectativas figura romper la velocidad del sonido (1.234,8 kilómetros hora) con su propio cuerpo, protegido únicamente con un traje presurizado y un casco, diseñados para soportar la caída libre y suministrar oxígeno durante 20 minutos.
El hombre que caerá del cielo también intenta romper cuatro récords mundiales, el de altura de caída libre, el de distancia de caída libre, el de velocidad de caída libre (al romper la velocidad del sonido con el cuerpo humano) y el récord de altitud para un vuelo en globo tripulado. El austriaco es un cazador habitual de récords y es famoso por haber realizado llamativas acrobacias como saltar de las Torres Petronas en Malasia, desde la montaña del Cristo Redentor en Brasil o sobrevolar el Canal de la Mancha. Pero este año quiere conquistar la atmósfera. La caída libre que planea el deportista también podría significar la muerte. "No temo al miedo, pero el miedo convierte un objetivo en algo valioso", señaló hace poco el austriaco cuando se dedicaba a saltar desde los rascacielos y a batir récords. Pero lo que ahora se plantea es algo nuevo: saltar desde un altura de 36,5 kilómetros, lo que ningún hombre se atrevió jamás a hacer. Simplemente es su sueño. "Lo tenía claro: algún día flotaré allí arriba, saldré de la cápsula espacial y volveré volando a la Tierra a una velocidad supersónica", señaló Baumgartner, quien ya ha ensayado en una cámara presurizada que simulaba una altitud de 34.442 metros.
a mil km. de velocidad El vuelo en la cápsula espacial, que mantendrá la presión normal y que llevará unido un globo de helio, durará tres horas. Fuera de la cápsula podrá hacer una temperatura de hasta 70 grados bajo cero, por lo que el traje espacial mantendrá con vida al deportista. Desde la estratosfera, según estudios de los organizadores, el austriaco podría alcanzar más de 1.000 kilómetros por hora en su caída.
La misión, bautizada Red Bull Stratos, lleva cinco años en preparación porque el paracaidista y su equipo de expertos espaciales, médicos y técnicos quieren escribir la historia de la ciencia. "La presión será enorme y no solo tenemos que soportarla, debemos brillar", aseguró. Un proceso judicial sobre la autoría del proyecto puso la misión en duda hace tiempo y aunque Baumgartner se mostró frágil e impaciente en esos momentos, nunca dejó de prepararse para el salto de su vida.
"Nunca hasta ahora había utilizado ayuda externa en mis proyectos", señaló el deportista que ha llevado a cabo todo tipo de proezas. Primero saltó, en 1999, desde el piso 88 de las Torres Petronas en Malasia, a 451 metros de altura, con un paracaídas. Lo más difícil allí fue la preparación: observó el edificio durante días y logró el acceso disfrazado de hombre de negocios. En 2007 se lanzó desde el centro Taipei en Taiwán, que fue el edificio más alto del mundo, así como desde la estatua del Cristo Redentor en Río de Janeiro. En 2003 fue el primer hombre que sobrevoló el Canal de la Mancha, acompañado solo por unas alas de carbono.
Pero el salto que planea desde el cielo, que durará poco más de seis minutos, ensombrece todo lo anterior. Si todo va según lo previsto, Baumgartner aterrizará en la ciudad de Roswell, en el estado de Nuevo México, al sur de los Estados Unidos, donde el tiempo siempre es bueno y la densidad de población es muy baja.
Baumgartner cuenta como mentor de lujo con el coronel Joe Kittinger, un oficial retirado de las fuerzas aéreas que ostenta todos los récords que el austriaco pretende superar, algo que hasta ahora nadie ha conseguido. Kittinger saltó en 1960 a una altura de 31.332 metros desde un globo aerostático. En una gesta inscrita en la mitología de los deportes extremos, el coronel estuvo cuatro minutos y 36 segundos en el aire y alcanzó los 988 kilómetros/hora antes de abrir su paracaídas a 5.500 metros. El salto del coronel formaba parte del Excelsior III, un proyecto militar de investigación médica aeroespacial.