MELBOURNE. No importa la lucha por el título en Australia, no importa que el lunes próximo habrá nueva número uno del mundo: el debate en el tenis femenino pasa por otro lado, apunta a los gritos de algunas de sus estrellas. Tan exagerados son los aullidos, que por primera vez se está pensando en re-educar a las jugadoras para que se contengan.

"Pongo mi televisión en silencio (mute) y sigo escuchando gritar a Saharapova", brometó por twitter, Brendan Fevola, ex estrella del "australian rules", el fútbol australiano.

"¡No querrías estar en la habitación contigua a la de Sharapova en su noche de bodas! ¡El ruido te enloquecería!", opinó por su parte Glenn Mitchell, veterano de las transmisiones deportivas en la televisión australiana. A Maria Sharapova, que está a un paso de la final y de recuperar el número uno que alguna vez fue suyo, no le gusta nada el debate.

Cuando hoy le contaron que la polaca Agnieszka Radwanska se había quejado de sus aullidos y de los de otra rusa, Victoria Azarenka, la respuesta de la rusa hizo honor a su reconocida soberbia. "¿No está ya de regreso en Polonia?", repreguntó, haciendo notar que la número ocho del mundo fue eliminada en cuartos de final.

Sharapova no quiere ni oir hablar de que se cambien las reglas para moderar a las "aulladoras" del tenis. "Por el momento no hay cambio de reglas. No escucho que vaya a haber uno".

Pero podría haber un cambio, confirmó hoy a dpa la Asociación del Tenis Femenino (WTA). "Estamos actualmente en un proceso de explorar cómo reducir los gritos excesivos, en especial para las jugadoras jóvenes que están empezando, sin afectar a aquellas jugadoras que hayan desarrollado sus carreras con los actuales métodos de entrenamiento y reglamento", dijo la WTA.

En ese sentido, Sharapova tiene razón: difícilmente la obliguen a cambiar, aunque en el Abierto de Australia haya llegado a rozar los 100 decibeles, sólo un diez por ciento menos que la más ruidosa de las tribunas en un torneo que poco tiene que ver con la etiqueta rigurosa de Wimbledon.

Los gritos de las jugadoras al impactar la pelota no existen en el circuito masculino. Muchas tenistas alegan que es una forma de darle más fuerza a su juego, pero hay dudas sobre ello. Algunos observadores apuntan a las enseñanzas del famoso Nick Bolletieri, porque de su academia de Bradenton, Florida, salieron algunas de las gargantas más potentes, entre ellas la de Monica Seles.

Con Bolletieri se formó también la portuguesa Michelle Larcher de Brito, poco querida entre sus colegas, lo que no quiere decir que se arredre ante ellas: "Gritaré tan fuerte como pueda".

La danesa Caroline Wozniacki y la belga Kim Clijsters ya se burlaron alguna vez de tanto grito durante una exhibición (http://dpaq.de/XvQAf), pero lo cierto es que el asunto no beneficia al tenis femenino, porque los aullidos en el circuito de la WTA son frecuentemente eje de ironías.

La última, en el periódico australiano "The Age" de hoy, que esboza una explicación para el descontrol: "El fenómeno fue impulsado en secreto por el departamento de marketing de la WTA, que espera mantener despiertos a los espectadores durante los partidos de las rondas iniciales".